Mírame.
Mírame ahora.
Mira lo que me has hecho hacer.
Hago lo que siento.
Cierra la puerta.
Tócame.
Hazlo. hazlo, por mí.
Mira lo que hiciste.
Confiesa todo.
Tómame. Seamos uno.
Te lo prometo. Te amaré.
Hazlo. Hazlo, por mí.
Sé gentil.
Clávalo muy dentro.
Hasta el fondo.
Y cuando llegue adentro...
Huye lejos.
No te detengas por mí.
Es lo que quiero.
Y cuando llegue adentro,
Vete. Huye lejos.
No te detengas por mí,
Esto es lo que quiero.
Dame el beso de la muerte.
El juego se acabó.
Ellos ya vienen.
Yo no los llame.
Gracias por hacerme sentir tan bien.
Puedo sentirlo dentro de mí.
Se siente tan bien.
El cuchillo frio en mi estómago.
Se siente tan caliente.
Que lo hayas puesto dentro de mí.
Se siente tan bien.
Vete.
Esto es lo que quiero.
Yo no los llamé.
Pero, quizás...
El vecino, sí.
Heidy Madrid.
Instagram: @heidyy_22
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Autor:
Heidy Madrid (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 22 de mayo de 2025 a las 12:39
- Comentario del autor sobre el poema: "Autopsia de una Mente Rota" es el grito silenciado de una mente que amó hasta el límite, que se rompió entre el deseo, la dependencia y el abandono. Es una carta final, es el viaje íntimo y brutal hacia el fondo de una piel abierta por placer y dolor. Autora: Heidy Madrid
- Categoría: Triste
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Poesía Herética, Santiago Alboherna, Andy Lakota👨🚀, nachosol, La Hechicera de las Letras, EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z., WandaAngel, alicia perez hernandez, Lualpri
Comentarios2
uyyy q fuerte !! tanto como la realidad...
Tu poema no se esconde tras corsés métricos ni lencería rimada. Lo tuyo es entrar con bisturí oxidado y manos sucias al quirófano del alma —sin anestesia y con música de fondo sacada de un manicomio.
Este texto no quiere ser bonito, ni correcto, ni publicado por editoriales con prefacio de algún poeta premiado. No, escupe sobre los protocolos del buen gusto literario. Aquí se arriesga, porque se atreve a tocar las fibras que los demás camuflan con sinónimos elegantes.
Lo que has escrito es incómodo, y ese es exactamente su valor, pone al lector frente a un espejo que no embellece, lo obliga a enfrentarse con el deseo enloquecido, con la dulzura corrosiva, con la muerte erotizada, con el “hazlo por mí” que parece súplica pero huele a maldita coacción.
Hay mentes que gritan por amor, pero solo conocen el lenguaje del daño. Que cuando la herida es la única vía de contacto, se termina confundiendo el puñal con una caricia.
Has escrito algo que respira aún con dificultad y esa es su victoria.
La Hechicera de las Letras.
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