Cinco minutos

Bastan cinco, cinco minutos son suficientes para decidir la suerte entera de un día, solo se necesitan de cinco minutos de soledad agobiante, asfixiante para recordar que no estás, para cobrar razón de tu ausencia, para no sentir tu mano en la mía, para recordar que no beso tu boca en las noches (y otro sí), mientras tu respiración agitada entraba en la mía (la que ahora es de otro), son cinco minutos lo que dura aquella canción, y son esos cinco minutos en los que soy débil y deseo buscarte, llamarte explicarte, besarte, pedirte un lindo adiós, uno digno de lo que éramos, el que tanto nos merecíamos y tanto nos negaste

Con cinco minutos de ti tendría suficiente, de verdad podría dosificarlos, aprovecharlos, ocuparía los cuatro primeros para verte y nada más que verte y el último para llorar, entenderás mujer que con cinco minutos bastan para imaginarnos una vida, nuestra vida, para recorrerla completa, para fusionarlas con un toque de verdad y muchísima ficción, en cinco minutos puedo ver nuestro pasado, futuro y presente, verte entrar a la iglesia de blanco y darte un beso que dure años. Necesitaría cinco minutos en los que pudiera tocar tu piel a placer para no hacerte querer volver, para hacerte tan mía como quiera. En cinco minutos de retrospección puedo incluso escuchar a los niños, a nuestros hijos, correr por la sala, reír, cantar y asaltar nuestra nevera

Puedo tener un buen día siempre y cuando no aparezcan esos cinco minutos que lo arruinen todo, donde todo es relativo y cruel, donde me siento tan mal y tan bien y con tanto miedo porque antes eran más de cinco minutos lo que duraba tu recuerdo, porque ahora duran menos, porque siento que te me vas.