Mimado, amado,
adorado pasado.
Ausente, carente,
triste presente.
La luz de tus ojos
brillaba en mi lecho
cuando te apoyabas
en mi pecho.
Mi cama yace vacía,
y la noche se torna fría.
No hay abrazos ni caricias,
tus besos eran delicias.
El aroma de tu cuerpo, bello,
como los rizos al viento de tu cabello.
Hoy, un tierno recuerdo
que apenas sostengo cuerdo.
El error fue fatal, total.
Ser fiel es fundamental.
Aquella guapa me ganó
y tu amor se escapó.
Probé una falsa alegría
y coseché la locura.
Viví la infidelidad
y perdí tu ternura.
Estoy perdido,
y mi interior, dolido.
No estás para apoyarme
ni pensar en perdonarme.
Un amigo dijo:
“Esto suele pasar.”
Pero el precio es difícil de cargar.
Fueron horas sin altura,
y ahora, lágrimas de amargura.
El respeto es importante,
la confianza, lo esencial.
Si eso se quiebra en la pareja,
el final será mortal.
Reconocí y pedí perdón.
Rompí un noble corazón.
A ella no la puedo culpar
ni tampoco volver a llamar.
Me arrepiento como hombre.
No me escondo, tengo nombre.
Aprendí la lección,
fue muy mala elección.
Escribo en verso mi introspección,
recibí de mí esta mejor versión.
Me dirigiré ahora a vos
con mi verdadera voz.
Si alguna vez lo querés hablar,
aquí estaré para escuchar,
no para justificar
ni tampoco para borrar.
Te extraño,
te quiero.
No lo dudaba,
pero hoy lo asevero.
Sos una gran mujer,
ya no estás y lo puedo ver.
Bendeciré ese momento
si decidieras volver.
Si te mantenés a la distancia,
aceptaré la realidad.
Con calma esperaré
una nueva oportunidad.
Y si no aparecés más, jamás,
seguirás dentro mío,
deseando, por siempre,
que halles amor y paz.
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Autor:
Isgo (
Offline)
- Publicado: 19 de mayo de 2025 a las 14:19
- Categoría: Perdón
- Lecturas: 4
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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