Ecos de un Adiós

Luis Barreda Morán

Ecos de un Adiós

Seré sombra en tu camino,  
brisa leve que no ves,  
huella de un amor perdido  
que en tus noches vuelve a arder.  

Floreceré en tu silencio  
como lluvia sobre el mar,  
gotas frágiles que besan  
lo que el tiempo ha de borrar.  

Guardaré en tu almohada un sueño,  
un susurro de calor,  
donde el eco de mis labios  
te repita sin temor:  

*Sin tu aliento, soy camino  
que no lleva a ningún fin,  
nube errante sin destino,  
fuego que se apaga en mí*.

Tus ojos fueron mi cielo,  
dos luceros de cristal,  
hoy me ahogo en su reflejo  
sin poder tocar tu piel.  

Me vestí de tus promesas,  
como el mar viste de la sal,  
y en la orilla de tu alma  
quedó mi voz sin hablar.  

Soy barco sin ancla fija,  
rumbo al norte del dolor,  
navegando en tu memoria  
como un verso sin autor.  

Si la noche te pregunta  
dónde hallar mi corazón,  
dile que se hizo ceniza  
bajo el sol de tu traición.  

Y aunque el tiempo nos deshoje  
como flores en jardín,  
nunca olvides que en tu pecho  
late un eco de mi fin.  

Vagaré por tus mañanas,  
polvo leve, luz tenue,  
mientras espero en vano  
que tu ausencia me devuelve.  

Soy el grito que no escuchas,  
la herida que no sanó,  
el relámpago que huye  
cuando el trueno calló.  

Y en la arena de tu olvido  
escribiré mi canción:  
*Amar es dibujar sueños  
que se rompen sin razón*.

—Luis Barreda/LAB

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