El Hilo Rojo

William26🫶

Hilo Rojo

 

Bendita la ocasión
en que el destino nos hizo coincidir.
No trazó mapas,
no dejó instrucciones,
y aún así,
nos colocó a la misma distancia
del tiempo justo.

Una hora cualquiera.
Un día que parecía no decir nada.
Y, sin embargo,
la soledad de ambos —perfectamente simétrica—
susurraba lo inevitable.

No hubo milagros.
No hubo señales celestiales.
Sólo el leve tirón
de algo invisible,
como una brisa que no se ve
pero inclina la rama.

El hilo rojo
no se presenta con fanfarria.
No tiene color cuando llega.
Es una sensación,
un roce que precede a la voz,
un silencio que se reconoce
antes que el nombre.

Te soñé sin saberlo.
Te hablé en otros cuerpos.
Te busqué en páginas,
en canciones,
en habitaciones donde no estabas
pero tu ausencia pesaba.

Y el hilo,
ese hilo que une sin cadenas,
me mantuvo despierto
en noches silenciosas.
Me jaló cuando estaba por rendirme.
Me sostuvo
cuando el mundo parecía quedarse sin anclas.

A veces lo olvidé.
A veces lo negué.
Hubo días en que cortarlo
hubiera sido más fácil que sostenerlo.
Pero el hilo,
como la verdad,
no necesita de nuestra voluntad para existir.

Dicen que puede estirarse,
enredarse,
adelgazarse hasta parecer aire.
Pero nunca,
nunca se rompe.

Y si un día
te encuentro frente a mí,
sin recuerdos,
sin historia,
sin palabras que lo expliquen,
me bastará ver cómo mis manos
tiemblan
al acercarse a las tuyas.

Y entonces sabré que es el hilo… hablando.
Ese hilo rojo que no se equivoca.
Que nunca lo hizo…
y nunca lo hará.

Nota del autor:
Se dice que existe un hilo invisible, teñido de rojo, que conecta a dos personas destinadas a encontrarse. Un hilo que nace del meñique o del corazón, y viaja a través del tiempo, de los silencios, de las distancias imposibles. No importa cuánto se estire, se enrede o se tense... nunca se rompe.

La leyenda del hilo rojo habla del amor predestinado, de aquellas almas que, aún antes de saberse, ya se buscaban. De quienes caminan separados, pero guiados por un lazo que no necesita verse para sentirse.
Porque el destino no se apura, pero tampoco se equivoca. Y cuando dos almas están destinadas, siempre hallan el modo de volverse a mirar, incluso si lo han olvidado todo, incluso si se cruzan en otras vidas.

Este poema nace de esa creencia, de esa esperanza hermosa: que el amor verdadero no se pierde, solo espera. Que aunque el mundo cambie y el tiempo pase, el hilo rojo sigue ahí... susurrando el momento justo para el reencuentro.

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos


Comentarios +

Comentarios2

  • JUSTO ALDÚ

    No, no conocía esa leyenda. Y fijate que mi mente pensó que era un hilo dental de baño de mujer je,je,je.
    Bueno. Nuestra querida América Latina está cuajada de leyendas. Tus letras se embuyen en esa conección que se tiene en la vida con alguien en especial.
    Por mientras yo lo busco en la playa a ver si lo encuentro jejeje.

    Saludos

    • William26🫶

      La leyenda japonesa del hilo rojo del destino cuenta que las personas destinadas a encontrarse están unidas por un hilo rojo invisible atado al dedo meñique. Este hilo, según la tradición, es irrompible y puede estirarse o enredarse, pero nunca romperse. Se cree que es obra del destino y conecta a quienes están destinados a amarse o tener un lazo importante, sin importar el tiempo, lugar o circunstancias. La leyenda tiene sus raíces en antiguas creencias chinas y fue adoptada en la cultura japonesa, asociándose también con el dios del matrimonio.

      Gracias por tu comentario...un saludo 👋

      • JUSTO ALDÚ

        Interesante conocerla, gracias.

      • Alberto Escobar

        Me encantó William. Qué bien expresadooo, sin gordura para rellenar o epatar. Cada palabra dice algo, precisa, y algo tan mágico como ese hilo rojo, invisible. Felicidades. Es este el que más me ha gustado de los que te he leído.

        • William26🫶

          Gracias por tus palabras y pasar por mi rincón...saludos cordiales.



        Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.