Amada, ciertamente te hice dueña
de una virtuosa inquietud, que se basta
por sí sola en una innúmera y vasta
nostalgia. No sé si soy quien sueña
haber sido otro, o si en cambio has sido tú
quien advierte ser otra en este plano.
¿Qué síntomas nos da lo sobrehumano,
más que el alba o la agonía del tú,
que es también mi muerte? ¿Qué mal incide
en este germen insondable? ¿Es Dios
quien conjetura esta cifra y este adiós?
Tal vez quien nos tasa y quien nos mide
lo supo siempre. Yo soy el engranaje
de un orden ulterior. Tú eres la aurora
de otras sendas, que incluso en esta hora
gobierna en mis caricias y el lenguaje.
¿Qué pampa o qué laguna ha prodigado
este esbozo paupérrimo de trigo
y sangre? Si estar o no estar contigo
me priva de un patrón determinado.
Espero derruir nuestra impostura
con algo que jamás has entrevisto,
que el ámbito en que estoy y en que subsisto
nos revele una infinita estructura.
Déjame, por favor. Es la condena
de la escalera oculta de mi amor.
¡Permite que esta idea y resplandor
transforme en diamantes a la arena!
-
Autor:
Pirretráctico (
Offline)
- Publicado: 18 de mayo de 2025 a las 22:50
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios1
Me gustó tu poema.Triste pero profundo
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.