Porque soy el niño que su pueblo olvidó,
al que no le dio su calor ni amor.
Por las noches los observaré,
y por la mañana sentiré su ardor,
en las llamas del desprecio
que su pueblo dejó.
Porque soy la mano justa de Dios,
que viene a retomar lo que fue dejado y abandonado.
Soy el diablo olvidado,
por las noches lloro… y canto su legado.
Podrás ver por las noches el valle perdido,
entre matorrales y almas susurrantes está.
Ahí es donde las almas pobres y sollozantes van,
danzando y cantando
que de ahí nunca saldrás vivo.
A la entrada te aproximarás,
escalofríos te darán.
Al divino habrás de pagar
tus deudas sucias en la sociedad.
Desesperación sentirás,
y de pronto en tu mano aparecerá
el arma que el diablo justo te ha dejado…
En la sien… el tiro, y el juicio ha terminado.
De escarlata se viste la noche,
teñida en fuego,
caminarás ciego,
bajo cadenas arrastrantes,
de tus ojos sollozantes
Porque soy la mano justa de Dios
el niño olvidado
advertido estás
cada que veas aquel matorral,
reza por tus pecados,
porque soy el diablo olvidado,
y el infierno he desatado.
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Autor:
Ezra Dorian (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 16 de mayo de 2025 a las 22:04
- Categoría: Gótico
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: JUSTO ALDÚ, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z.
Comentarios1
Waoooo. Aquí se mezcla elementos de justicia divina, abandono social y venganza mística.
La voz poética es la de un niño marginado que, al ser ignorado por su pueblo, asume una identidad híbrida entre ángel vengador y demonio redentor. El lenguaje simbólico y las imágenes siniestras —“valle perdido”, “armas en la sien”, “cadenas arrastrantes”— evocan un juicio apocalíptico.
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