Me pediste que te escribiera un poema sobre lo charlando anteriormente y aquí lo tienes. Espero que sea lo que querías.
"Mala por elección"
No más plegarias en altar ajeno,
ni versos susurrados a oídos sordos.
No más latidos en entrega total
a ojos ciegos que no valoraron,
ni amor arrastrado por espinas rojas.
Se acabó la ofrenda de piel paciente,
el llanto ahogado, la espera estéril.
Que tiemble quien intentó domarme,
porque ahora avanzo sin tregua,
con mi insolencia por himno,
con mi voz de mujer despierta.
Mala me llaman por quererme entera,
porque mi ternura ya no es limosna,
porque mi risa es filo y sentencia,
y mi amor no se entrega sin respeto.
Mala seré, si buena es desaparecer,
si darlo todo es volverse sombra.
Seré la tormenta que rompe cadenas,
la fiera que nunca se doblega,
que no suplica ni busca miradas
en ojos que no lo merecen.
Y si soy cruel, es porque aprendí
que solo los fuertes sobreviven.
He visto el vacío en las pupilas
de quienes quisieron controlarme,
y no me arrepiento.
Ahora soy fuego sin perdón,
un eco que vibra en cada rincón del alma.
Caminé por senderos sombríos,
pero ya no temo la oscuridad.
El miedo se disolvió en mis manos,
y ahora soy la fuerza que arde,
que limpia, que corta el pasado
y abre camino con paso firme.
Mala seré, si eso es ser libre,
si buena es vivir encadenada.
Seré la mujer que traza su historia,
irreverente, valiente, sin miedo al juicio.
Soy la lluvia que cae sin temor,
la tempestad que arrasa sin inseguridades,
pero también soy la calma después del holocausto,
la sabiduría que nace de la guerra.
Y si caigo, será para alzarme
más fuerte, más audaz,
más mía que nunca… porque estoy primero...y soy mujer.
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Autor:
William26🫶 (
Offline)
- Publicado: 14 de mayo de 2025 a las 00:27
- CategorÃa: Reflexión
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: Tommy Duque, alicia perez hernandez, JUSTO ALDÚ, Josué Gutiérrez Jaldin
Comentarios1
Vaya William, nos traes una bandera ondeando al viento de la autonomÃa. Es un canto a la mujer que se niega a ser domesticada, que se reconoce en sus cicatrices y las convierte en medallas. No es una renuncia al amor, sino a la sumisión. Es una declaración de libertad que arde como antorcha y resuena como eco de todas aquellas que, como ella, un dÃa dijeron: primero yo... y soy mujer.
Saludos.
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