Queda la última cereza.
Las manos se han ido.
Aun se esconde entre hojas,
pero quedó, en el olvido,
parece una pequeña maniquí solitaria.
Hay una llama que guía el viento.
Un caos que se origina en la savia,
separa las hojas y el fruto.
El habitante abandonó una pequeña cereza,
solo aprendió a mirar.
solo aprendió a olvidar el contenido.
La ciudad devora su propia carne.
Las calles bajo una sombra hundida.
Los rostros sin rostros pasan a ciegas.
Las semillas van quedando en la brutalidad.
Desde la rama su voz no toca la piel.
Desde una puerta oxidada en un muro invisible.
un pájaro recuerda su dolor:
“Las alas dibujan el mapa de un vuelo.
La mente se vuelve un espejo quebrado.”
Una cereza se aparta.
¿Disautonomía entre alas?
¿Disautonomía entre la mirada y la savia?
¿La cereza, se convierte en semilla?
¿Y las verdes hojas?
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Autor:
OscarCampos (
Offline)
- Publicado: 12 de mayo de 2025 a las 00:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, EmilianoDR, Mauro Enrique Lopez Z.
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