A menudo vuelvo… al tiempo aquel,
cuando en tus brazos hallé mi hogar.
aunque el silencio hoy me duela,
tu voz aún me abraza… al recordar.
Tus manos firmes, tu amor fiel,
tus ojos dulces… mi eterno lugar.
Ya no te veo… pero te siento.
eres en mí: luz que no deja de brillar.
Hoy, al caminar como padre y abuelo,
entiendo al fin…
el peso sagrado de tu entrega.
Tu labor callada,
tu sacrificio constante,
tu amor… sin esperar.
Pienso en tus gestos,
en cada lágrima escondida,
en cada don ofrecido con amor.
Fuiste abrigo, fuiste calor,
y cuando llegó la hora,
sin retenerme, abriste el cielo,
y soltaste el amor...
Ahora estás lejos…
en otra morada.
Pero tu esencia vive en mí,
estas en mis pasos,
en cada amor que doy.
Y así intento seguir…
dar a mis hijos
lo que de ti recibí:
un amor sin medida.
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Autor:
Rafael Riofrio Tacuri (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 10 de mayo de 2025 a las 23:32
- Categoría: Amor
- Lecturas: 8
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, El Hombre de la Rosa, Pilar Luna, alicia perez hernandez
Comentarios1
Que haríamos sin esa LUZ que desde donde están siguen siendo la Luz de la vida que una vez nos dieran. saludos poeta
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