Las flores no temen marchitar,
ellas nacen para amar el sol,
bailan con el viento sin dudar
y caen con gracia, sin rencor.
El celular, testigo fiel,
guarda fotos, voces, piel,
pero al final, como el papel,
se apaga, cierra su nivel.
El perro ladra su alegría,
el gato duerme su melancolía,
y hasta el cielo, en su poesía,
tiene días grises de armonía.
Todo tiene su cierto momento:
el abrazo, el beso, el sufrimiento.
Y aunque quisiéramos detener el tiempo,
él sigue su curso, lento… lento.
Las personas vienen, dejan huellas,
como estrellas fugaces, tan bellas.
Unos se quedan, otros se van,
pero cada uno enseña su plan.
Nada es para siempre, y sin embargo,
hay memorias que duran largo,
hay amores que, sin estar,
siguen vivos en el mirar.
Porque en la danza de lo pasajero,
vivir el ahora es lo sincero.
Y aunque el reloj nunca se detenga,
el corazón, en su latir… lo guarda todo y lo recuerda.
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Autor:
Daniii (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 10 de mayo de 2025 a las 11:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Scarlett-Oru, rubén3k 🇲🇽, EmilianoDR, pasaba
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