Harto de todo, el suicida decía:
“no quiero vivir”, y salió al balcón;
ante el vacío su miedo crecía;
reculó y se salvó del coscorrón.
Con la soga su muerte planeó;
la cuerda se rompió en esa ocasión;
un golpe de suerte que no previó.
Frustrado, en la cocina se metió,
agarró un cuchillo con decisión,
y al ver su agudo filo desistió.
Pastillas, serían la solución;
al leer los efectos secundarios
prefirió hallar otra fatal poción.
Probó con veneno, ¡falsa ocurrencia!,
resultó ser un jarabe dulzón
que le curó su crónica estulticia.
Pensó en la electrocución, ¡qué locura!;
hubo un corte de luz alrededor,
solo logró una leve quemadura.
Su torpeza le trajo el sinsabor
de seguir vivo contra su obsesión,
convertido en un chiste de dolor.
Al final, exhausto de tantos planes,
se fue a dormir con su resignación
y despertó con nuevas ilusiones.
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Autor:
Salva Carrion (
Offline)
- Publicado: 10 de mayo de 2025 a las 10:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Pais, Oliver Mixi, Josué Gutiérrez Jaldin
Comentarios1
Diversión, quizás de eso se trata vivir, sea cualquiera el lugar, respira intensamente.
Un abrazo poeta Capitán Salva amigo.
¡SALUD!
Carlos, hola.
Mientras hay vida, hay esperanza.
Saludos, maestro poeta.
🍺🍺🍺
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