La noche se extendía como un manto infinito, oscura y silenciosa, solo rota por el murmullo constante de las olas que besaban la orilla con una ternura antigua. Juan, sentado en la arena fría, dejó que su mirada se perdiera en el horizonte, donde el mar y el cielo se fundían en un abrazo eterno. Allí, en ese lugar donde el tiempo parecía detenerse, su mente vagaba hacia ella. Años habían pasado desde que sus caminos se separaron, pero el eco de su amor resonaba aún en lo más profundo de su ser, como una melodía que nunca se desvanece.
Recordaba su sonrisa, luminosa y cálida, como un faro en medio de la tormenta. Recordaba cómo su cabello danzaba al compás del viento, libre y salvaje, como si quisiera escapar de las ataduras del mundo. Y sobre todo, recordaba su mirada, esa mirada que lo había hecho sentir completo, como si en sus ojos hubiera encontrado el reflejo de su propia alma. "¿Dónde estás?", susurró Juan, su voz apenas un hilo de sonido entre el rugido del mar. "¿Qué has hecho con tu vida? ¿Guardas aún un lugar para mí en tu memoria?".
Las estrellas titilaban en el firmamento, testigos mudos de su soledad. Juan se sintió pequeño, insignificante ante la vastedad del universo, pero en ese instante de vulnerabilidad, algo dentro de él se encendió. Cerró los ojos y revivió la promesa que una vez le hizo, una promesa que había nacido del fuego de un amor verdadero: "Te buscaré por toda la vida, hasta encontrarte de nuevo". Esas palabras, cargadas de esperanza y determinación, lo impulsaron a levantarse. Con paso firme, comenzó a caminar hacia el futuro, llevando consigo la certeza de que, en algún lugar del mundo, ella también lo estaría esperando.
En el mar de la vida,
te busco sin cesar,
no como quien persigue un recuerdo,
sino como quien sigue la luz de una estrella.
En cada ola que cae, escucho tu nombre,
en cada brisa que acaricia mi rostro, siento tu presencia.
¿Dónde estás?
¿En qué rincón del mundo habitan tus sueños?
¿Qué caminos has recorrido, qué historias has vivido?
¿Te acuerdas de mí, como yo me acuerdo de ti,
con ese amor que no entiende de tiempo ni de distancia?
Te buscaré por toda la vida,
no como una sombra que persigue el pasado,
sino como un viajero que camina hacia el futuro,
con la certeza de que, en algún momento,
nuestros caminos volverán a cruzarse.
Porque el amor verdadero no se pierde,
solo se transforma,
en esperanza, en fuerza, en promesa.
Y hasta que ese día llegue,
seguiré buscándote,
en cada ola, en cada viento,
en cada latido de mi corazón.
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Autor:
El Axis De Los Versos (
Offline)
- Publicado: 10 de mayo de 2025 a las 00:09
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, alicia perez hernandez, WandaAngel, Antonio Pais
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