Ciudadano del Mundo

Ciudadano del Mundo 

El mundo es mi patria, no hay muro ni bandera  
que corte el horizonte ni enjaule mi voz,  
la tierra es un mapa sin líneas ni fronteras,  
y el alma navega sin dueño ni dios.  

Somos personas antes que credos,  
humanidad que late en un mismo compás,  
no hay piel que defina, no hay templo ni acero,  
sangramos el mismo rojo bajo el mismo sol.  

Las fronteras son sombras que el miedo ha creado,  
inventos de reinos que olvidan su razón:  
un árbol no elige dónde echa su rama,  
ni el río pregunta por qué ha de fluir.  

¿Qué es una nación sino un nombre en la arena?  
Lo borra el océano, lo arrastra el turbión.  
Ciudadanos del mundo, de espigas y nieve,  
de desiertos que cantan, de selvas en flor.  

Libres de religiones que imponen su sello,  
de colores que juzgan, de falsa ilusión,  
somos hijos del tiempo, del barro y las estrellas,  
crisol de historias que un mismo latir unió.  

Las guerras son heridas que alguien no ha sanado,  
las banderas, jirones de un viejo rencor.  
Abramos las venas de este planeta vivo:  
su pulso es la vida, su canto, la unión.  

No hay sur ni norte cuando miramos al cielo,  
no hay este ni oeste en el vuelo de un ave,  
solo existe el abrazo que no pide permiso,  
el pan compartido, el futuro en común.  

Ciudadano del viento, de todos los caminos,  
no me defines por dioses, por reyes, por honor.  
Mi patria es el beso que une las heridas,  
la mano que alza al que cayó en el dolor.  

Si borramos las líneas que el odio ha trazado,  
si el "tú" y el "yo" se funden en un solo amor,  
la tierra será barca de panes y trigo,  
y el mundo, por fin, un verdadero hogar.  

¡Rompan las cadenas, despierten los pueblos!  
Que nadie es extranjero en este jardín.  
Somos raíces del mismo bosque antiguo,  
ciudadanos del mundo… y el mundo está en ti.  

—-Luis Barreda/LAB