Laberintos sin nombre

He construido mi identidad
con silencios,
con evasiones,
con la cobardía
disfrazada de calma.

No soy las certezas
que los otros ven,
ni la lucidez
que aparenta mi mirada,
sino el eco
de lo que nunca
me atreví a pensar en voz alta,
y que suelto en forma líquida
cuando la soledad
toca a mi puerta.

Dentro de mí
habitan laberintos sin salida,
hechos de preguntas
que jamás me senté a contestar.

Y detrás de cada decisión,
un miedo antiguo,
uno que elegí ignorar,
creyendo —ingenuamente—
que si no lo nombraba,
dejaría
de doler.