Linda noche temporal, donde cada verso es un destello del alma que aún arde en silencio.
— Théon Leviadis
No todo lo que pienso lo digo,
no por falta de amor,
sino porque la mente, cuando se rompe,
teme asustar a quien ama.
He aprendido a convertir la angustia
en disciplina:
cada flexión, cada carga,
es un intento de domar lo invisible.
El dolor físico es mi rezo diario
a los dioses del autocontrol.
Y sin embargo,
ni el hierro me salva.
A veces, tengo que golpear el mundo
como si al romperlo pudiera armarme.
No lo elijo,
pero en ese método que detesto,
algo se aquieta...
como si la pared entendiera más que yo mismo.
Perdóname, amor,
por no dejar que veas el huracán completo.
No es desconfianza,
es miedo de que al verme caer, huyas.
Pero prometo —con la gravedad de quien se ha roto mil veces—
que voy a reconstruirme.
No solo por vos,
sino por el futuro que tejemos entre palabras y miradas,
por esa quietud que imagino en tus brazos,
por una versión de mí
que no necesite pelear con el mundo
para encontrar la paz.
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Autor:
Théon Leviadis (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 7 de mayo de 2025 a las 02:03
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema es la promesa de crecer, de no dejar que el dolor te defina, sino usarlo como fuerza para transformar tu vida y tu relación, buscando paz en medio de la tormenta.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: ElidethAbreu, Rusalia, JAGC
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