POÉTICA

Irmaelvira Tamez

Veo, pienso, siento y me quedo murmurando entre brumas.

Si antes fui llanto invisible de una vida por costumbre

nada soy ahora, sino una puerta de fuga por donde exilio la pena

del cuerpo de mi madre... de rodillas.

Soy consigna de la tradición, hija del alba, del silencio y la obediencia.

Ese pasado desconocido nunca es cadáver.

Había una galería de brazos que terminaron por sostenerme.

Vivir no estaba en mis planes, pero me hicieron nacer

en el jacal de mis abuelos donde no había lino, ni seda;

un fogón calentaba el invierno que calaba hasta los huesos.

Aquella noche, como muchas después,

alumbraba una leve llama tras la bombilla embarrada de hollín,

mientras mi madre lloraba un destino que solo eso le atribuía,

ser la madre y, entre más lloraba

más fuerte era la prisión de sus brazos.

Entonces la pobreza no era el mayor de los oprobios,

todos éramos pobres, más no todos humildes.

Me esperaban, supongo, con la ilusión que se espera

la ruta obligada en un pueblo de hombres,

pero llegó la desesperanza de verme sonriente

sin saber hacer algo más, también llegó la aceptación

o la resignación, al final, el resultado ha sido el mismo.

Poetizar tampoco estaba en mis planes,

pero mi silencio rebelde quería gritar más allá de mi nariz,

escribí a escondidas, poemas como protesta de todo y de nada,

que guardaba bajo el colchón, callada empecé a entender

que la vida es demencia y solté las alas aun atadas.

Arrastré insomnios que no eran míos,

gocé las letras que me dieron esos insomnios,

me acusaron de pecadora, como si todos fueran santos.

El llanto precedente de mi madre se quedó impregnado en mis adentros,

su tristeza en mis ojos y su ansia de gritar y huir mueven mi pluma.

Si hubiese sabido quién sería, habría apresurado mi paso

en ese camino de batallas que a veces creía perdidas,

sin saber que antes de empezar ya estaban ganadas.

Desde que nací, viajo en una barca que navega sin vela,

cargada de sueños y vagos deseos,

a veces sigue almas torturadas y otras, fantasías.

La verdad es que yo no tenía planeado vivir

y mucho menos hacer eso que hacen los poetas,

yo solo quería la vida normal de una mujer diferente.

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