Certezas

Vivo en el vientre de la pregunta
que nunca parió respuesta.
Mis manos son mapas
de rutas borradas por la lluvia,
mis ojos faros apagados
que aún buscan naufragios.

No hay claves
en este diccionario,
no hay brújula
que señale el norte
de lo que nunca tuvo nombre.

Soy el arquero
que dispara flechas sin blanco,
el jardinero 
que riega plantas de humo.

Cada porqué
es un espejo roto
donde me reflejo multiplicado:
mil hombres,
ninguno completo.

(¿O acaso la sabiduría
era esto?
Un vacío perfecto,
un silencio tan denso
que se parece a la nada 
que avivo Dios.)

Las respuestas
eran jaulas doradas.
Ahora vuelo
en el cielo abierto
del no entender.

Y es aquí,
en este claro del bosque
donde habitan seres sin respuestas
donde encuentro
la paz de los relojes detenidos,
la certeza inconsciente y salvaje
de no necesitar certezas.