UN DÍA EN LA LETRA EQUIS

Ricardo E.F.

Con aires de sabedor letrado, curriculum abultado de cuanta cosa se pudiera, tomó asiento en el privilegio del estrado para relatar su anunciada sorpresa:

- Recité el abecedario, pero me faltaba sin ¿saberlo?, sin ¿quererlo? una de las letras, dijo para comenzar su relato. Empecé abcd...vw ¿? y no pude seguir, me faltaba una letra –contaba turbado-. Pero si yo la sabía, la decía, la recitaba, la escribía. Equis, X, pero había desaparecido. Busqué en los cajones del ropero o si estaba colgada en una percha. Pregunté a mi vecino si no había visto pasar una equis. Pero no había rastros. Ni en los desagües del techo, ni en el cordón de la vereda. No estaba en el tren ni tampoco en la farmacia.

Grité al viento norte preguntando por la equis, -decía confundido- y el Viento Sur me dijo que estaba allá, donde las equis marcan la anónima identidad. Y allí fui corriendo entre lágrimas, rodillas raspadas de chocar contra el asfalto en caídas que me provocaban las otras letras. Allá iba como sabedor letrado a buscar la equis que necesitaba para completar mi recitado sabiondo. Los orientadores desorientados no lograban retomar su compostura. Faltaba la equis. Ygriega sabía dónde estaba ella, doble v le había contado, -seguía con su relato-.

Y llegué... llegué a la equis. La ví más abierta que nunca, casi doblegada de espaldas cargadas. Logró arrodillarse con mucho esfuerzo, porque ya se sabe, son apenas dos palos cruzados, como una cruz de lados iguales, como dos espadas en polémica, como dos fusiles de escudos de armas, como... como una equis. Y gritó que estaba cansada, harta, sin alma. Que la usaban para marcar cosas, para tachar nombres, para hacer exámenes, para mil cosas más, y hasta para incomunicarse agresivamente en una aplicación, esa de Leon Kums.

Lloró sobre el montículo de tierra en el lugar preciso donde el epitafio decía: "aquí yacen X". La ví caer hacia adelante, como abrazando con sus dos palos superiores y pude leer el epitafio completo: "aqui yacen X, identificados anónimos de la xenofobia patológica". Y me enteré por el chisme de ygiega que millones de equis lloraban ahora en el mundo por las equis del xenofobismo de moda –concluyó su exposición.

Ricardo E.F.(e.p.)©

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Comentarios +

Comentarios2

  • EmilianoDR

    Que se quede la xenofobia enterrada con su X.
    Que gran ingenio has puesto Ricardo.
    Saludos y muchas gracias.

    • Ricardo E.F.

      Buen día Emiliano. Muchas gracias. Abrazos.

    • Carlos Armijo Rosas...✒️

      pobrecita X...



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