Dónde siento,
dónde se localiza
lo que siento, tú,
al otro lado de eso,
avasallas el centro,
donde nace la herida,
el daño que propiciaste
aquel día, un dardo rojo,
cerbatana en mi pecho,
aquel beso, aquel chico,
aquel chasquido, aquel,
y un hilo de sangre,
erosionando la comisura,
rasura sulfúrico el labio
frío que no besaste.
Dónde siento, dónde,
en qué parte del engaño
que perpetras el puñal
se aloja, se hace fuerte,
y me lo arranco, rojo
lo estampo contra el suelo,
lo absuelvo, lo detengo,
lo detesto según los casos,
lo reparo si el ventrículo
izquierdo —quizá el derecho—
peta y desvasa, y yo, allí,
en el banquillo de tu desaire,
rezo que nunca se repita,
que la alegría de tus senos
vuelva grupas hacia mí,
y mis manos hagan garra
hasta desangrar el pezón,
y tu dolor y mi dolo uno,
y tu quejido y mi quejido
un ejido de luz azul,
y un led incansable nos arda
desde dentro, manifestando
que todavía la leña calienta,
que hay aún un foco activo
desde donde agua y manantial
se confunden y rebosan.
Dónde siento, si siento,
si ahora, el llanto húmedo
bajando la mejilla, siento
algo porque para mí
que la anestesia defensiva
que genera un corazón harto
me indiferencia, congela,
refrigera hasta la criogénesis
cada una de las células
implicadas en esto, en esta
suerte de torrente emotivo
que me está destrozando.
Dónde encuentro eso
que me arrasa.
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Autor:
Albertín (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 4 de mayo de 2025 a las 18:04
- Comentario del autor sobre el poema: Un bombazo sobre el cuartel general de unos sentimientos acarrea consecuencias incalculables.
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Dr. Salvador Santoyo Sánchez, Romey, ElidethAbreu, Ed-win, pasaba, Poesía Herética
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