Cuanto el susurro del viento me llama

Cuanto el susurro del viento me llama

Cuanto el susurro del viento me llama,
y en susurros trae recuerdos dormidos,
donde las hojas se mecen y las ramas
bailan en sombras, abrazos perdidos.

El aire, ligero como un suspiro,
acaricia mi rostro y me transporta,
a un lugar donde el tiempo ya no gira,
y cada instante es una puerta abierta.

El eco de voces lejanas me envuelve,
y los recuerdos se mezclan con la brisa,
en cada rincón, una historia que surge
como un río que nunca se termina.

Bajo el cielo que se funde en la tarde,
el viento susurra secretos al alma,
y yo, quieta, me dejo llevar, tarde
o temprano, hacia donde el viento llama.

Los campos, susurrantes de secretos viejos,
donde el trigo baila, donde el sol reposa,
las montañas que se alzan como viejos espejos
reflejando el sol en su cara luminosa.

La brisa se convierte en mi confidente,
me cuenta de tiempos olvidados,
de amores perdidos, de amigos ausentes,
de momentos que nunca son olvidados.

¿Quién soy yo cuando el viento me llama?
¿Un eco lejano, una sombra fugaz?
¿O soy la voz de una vida que trama
nuevos recuerdos en cada paso, en paz?

Al caer la noche, cuando el cielo se oculta,
el viento se hace canto, se hace viento.
Me lleva a donde la luna, alta, insulta
las sombras con su luz, como un intento.

El susurro del viento es mi compás,
mi alma se pierde, se encuentra, se olvida.
Cada soplo es una canción de paz,
y cada susurro, un regreso a la vida