Necesito paz. No la quietud
que nace del no sentir,
sino ese lago profundo
donde el alma puede huir.
Déjame beber el sosiego
que en tus orillas se esconde,
lejos del mundanal ruego,
lejos del afán que muerde.
No te pido alegría,
sino ese don sin nombre:
la tregua que todavía
concede luz al hombre.
Y cuando al fin me repose,
como piedra en el estío,
sabré que la paz era esto:
el último suspiro.
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Autor:
PAC0 (
Offline)
- Publicado: 2 de mayo de 2025 a las 18:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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