Novela Corta: Lágrimas del Mar
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez
Seudónimo: EMYZAG
Comenzada: 26 - 30 de abril - 1ero de mayo de 2025…
Publicada: 1 de mayo de 2025…
Terminada: 1 de mayo de 2025…
Editada: 1 de mayo de 2025…
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7045 Palabras 11 Páginas
~ * ~Sinopsis:
~ * ~Giuseppe llora lágrimas del mar y tan saladas como el tiempo, el dolor, el sufrimiento por haber amado a una mujer que se fue de su vida…
Sucesos:
- ¿Por qué Giuseppe llora descontrolado?...
- La historia de Giuseppe con esa mujer que amó durante un otoño…
- Giuseppe llora incontrolado y todo por el amor de ésa mujer…
- Giuseppe no encuentra compasión y consuelo y, él, ¿qué hace?...
- Giuseppe compara sus lágrimas con el mar desierto lleno de sal…
- Giuseppe llora nuevamente por el amor de ésa mujer que se fue de su vida…
- Giuseppe va de camino hacia el ¨Pet Shop¨, decide y compra algunos peces…
- Giuseppe llora amargamente por el amor en su habitación…
- Giuseppe quiere ir al mar comparando sus lágrimas con el mar desierto…
- Giuseppe muere ahogado entre lágrimas del mar liberando a esos peces en el mar…
El hombre llamado Giuseppe llora descontrolado por el amor de una mujer que embarcó y se fue con el mar dejando lágrimas de mar en los ojos de Giuseppe. Giuseppe llora descontrolado, abatido, acongojado y con dolor en el alma desde que ésa mujer lo amó, lo dejó, lo abandonó, pero, le dejó en su interior un amor puro, inocente e ingenuo en el corazón. La vida se sumerge en un barco de lágrimas de dolor y todas son lágrimas del amor pasional entre ésa mujer y Giuseppe. El hombre muerto de dolor llora incontroladamente, abatido e insípido por el amor de ésa mujer. Giuseppe se halla en su hogar después que ésa mujer lo abandonó, lo dejó sin un centavo, malherido y muy inestable. Giuseppe llora lágrimas saladas, las que caen a la boca y dejan un amargo sabor y todo por el amor de ésa mujer. Éste hombre de nombre Giuseppe en su hogar llora inconscientemente el dolor, la amargura, la insensatez, la desfachatez y la intransigencia de un amor que le otorgó pasión, vehemencia y amor en el corazón. La felicidad para Giuseppe fue una llena de color como el arcoiris, vivaz como el sol y radiante como una flor. La vida de Giuseppe es llorar y llorar descontroladamente, abatido, y con dolor en el alma. Giuseppe lloró irremediablemente adolorido y con el alma destrozada, y con el dolor en el mismo corazón. El hombre llamado Giuseppe lloró con pena, sufrimiento y con un llanto inconsecuente lloró como sangra el corazón por una herida o por un fuerte dolor. El mar estaba templado, sosegado y sin ser bravío quedó inmortal todo el mar lleno de bondad, de riqueza y lleno de una sal inmortal que le atravesó el alma y más el corazón y mucho más a los ojos llenos de lágrimas de todo un mar. Y el mar tan templado como el sol, o como la lluvia entregando todo el amor y todo el corazón, pero, sólo llorando se debate una sola espera inesperada de creer en el puro amor de ésa mujer. Las lágrimas de Giuseppe caen verticalmente desde sus ojos del color rojo como un tomate. Y Giuseppe creyendo que el amor era ciego o como el amor a toda costa sin sentido, Giuseppe se fue del mundo y con todo el mar desierto lleno de la sal del mar como esas terribles, crueles y vil lágrimas que con dolor se derraman entre los ojos de Guiseppe. Giuseppe un hombre muerto de dolor, italiano y frente a ese mar salado va de costumbre hacia el más nefasto de los tiempos a llorar la partida de su amor y de su amada. Giuseppe llora irremediablemente e inconscientemente el amor, el desamor, el abandono y la carencia sin un amor inconcluso. Giuseppe un italiano serio, fuerte y capaz de amar a la mujer que desea y que ama su corazón quedó por siempre con dolor, con herida y con terrible sufrimiento. El hombre dispuesto a amar quedó abandonado, a la mala intemperie, a la mala situación y a la mala inestabilidad emocional que quedó después de entregar razón, amor y más que todo el mismo corazón. Giuseppe llora descontroladamente por el amor de un amor, de una mujer, de una amada y de un amor como ninguno otro. La vida de Giuseppe se descontrola, se derraman las más vil de las lágrimas, y de lo más deshonesto de la vida a un amor que se fue de la vida del hombre italiano. Las lágrimas del mar quedan adheridas como imán a sus ojos de luna si todas las noches llorando descontroladamente e irremediablemente roto el corazón llora con el infortunio y con el solo dolor de creer en la mala suerte de haber tenido un amor que abandonó a su solo corazón. Guiseppe quedó abandonado, adherido, y muy adolorido, en poder creer que la razón se convierte en peor que el solo corazón. Giuseppe quedó totalmente destruido, adolorido e insípido cuando llora con dolor y con un sufrimiento destruido en su pobre alma. Giuseppe un italiano serio, fuerte, decidido y con un temple por un carácter autónomo converge en la seriedad de un llanto apaciguado, templado y sosegado en su rostro y desde sus propios ojos llenos de luz opaca y tan triste como el frío o el álgido viento que roza en su piel bendita, amada y acariciada por aquella mujer que se fue de su vida. Aquella mujer se fue de su vida dejando inmortal a todo un mar dentro de sus ojos y más dentro de su interior con lágrimas del mar.
Giuseppe conoció a ésa mujer en el bar de la esquina. Ésa mujer amó libremente a Guiseppe y él a pesar de saber quién era ella en ese bar también la amó. Ésa mujer quiso amar a Giuseppe y él también la quiso amar, pero, ese fue el error más grande de sus vidas amar a quien no merecía amar. Ésa mujer del bar de la esquina quiso ser la mujer más deseada, pero, hay algunas mujeres que no existen para el hogar. Ésa mujer del bar más cercano de donde reside Giuseppe es una mujer ligera y libertina, pero, aunque no era prostituta, no era mujer hogareña para un hombre tan serio como Giuseppe porque cuando se enamoró entregó todo desde el alma hasta el corazón. Giuseppe era un hombre italiano de esos de palabra bonita por enamorara a una mujer, pero, de ese tipo de clase de mujer no le convenía a Giuseppe. Giuseppe sólo quiso ser un hombre de altura, sin ser soberbio, sin ser arrogante con la mujer que ama, sino, un hombre decidido, capaz de amar y de entregar el alma y más el corazón. Giuseppe quiso ser el hombre más real, más convidado, más certero en el amor. Giuseppe quedó atrapado en el amor y más en el corazón de ésa mujer que amó desde que la miró a primera vista en ese bar cercano de su residencia. El bar lleno de colores, de luces extravagantes y de colores inusuales queda el bar en la memoria de Giuseppe y más por el amor de ésa mujer del bar. Giuseppe quedó con el dolor, el amor y la pasión entregada en el solo corazón. Ésa mujer del bar se ha enamorado y le ha enredado, atrapado como telaraña, y atado como eslabón de una cadena el solo corazón a Giuseppe. Giuseppe ha encontrado el amor o se ha enamorado completamente de ésa mujer del bar dejando un sólo dolor en el alma. El corazón de Giuseppe se ha enamorado, se ha entregado en cuerpo y alma, vida y corazón, pero, ésa mujer no es hogareña, no es mujer para un hombre tan serio como Giuseppe. La vida de Giuseppe se interpone en amar, entrelazar y vivir todo una vida atormentada fríamente sin cálculo ni sospecha de creer que ésa mujer no es para la vida de Giuseppe. Giuseppe se ha enamorado de ésa mujer del bar acariciando su piel como miel y a sus cabellos como cascada de manantial, pero, ésa mujer no era para Giuseppe cuando la vida atormenta, enfrasca la mala idea y convence que la vida es infructuosa. Giuseppe creyó que ésa mujer lo amaría, lo respetaría, lo querría y le entregaría alma, vida y corazón, pero, no, no fue sólo entregar amor sino que ésa mujer se ha marchado lejos de la vida de Giuseppe. Ésa mujer abandonó a Giuseppe por otro hombre que le ofreció viajar en barco con la fortuna y la riqueza de conseguir un buen dinero y ésa mujer se fue, embarcó y dejó abandonado a Giuseppe. La vida para Giuseppe se formó un tirijala, un revolú, un zaperoco y un frío altercado mojando los sentimientos y empapando el corazón de llanto de Giuseppe. Ésa mujer se fue del bar, del pueblo y de todo lugar aledaño, viajó y embarcó en barco hacia el norte como siempre hacia el norte donde una brújula marca trayectoria y transita siempre por el norte. La vida de Giuseppe quedó amarga como esa lágrimas de mar saladas porque desde que él se entera que se marchó lejos la mujer quedó adolorido, malherido y con un dolor muy fuerte en el corazón. La vida de Giuseppe quedó abandonada, insípida, pero, con toda la sal del mar, de ese mar bravío donde embarcó ésa mujer en un barco dejando a Giuseppe triste, solitario, desolado y en una amarga soledad llorando lágrimas de mar con lágrimas saladas que caen entre sus labios dejando un amargo sabor como el dolor de ésa mujer haber abandonado a Giuseppe.
Giuseppe sabe que ésa mujer lo abandonó y lo dejó malherido, adolorido y consecuentemente con un dolor fuerte en el corazón por el amor de ésa mujer. Giuseppe quedó adolorido, con un llanto descontrolado e inquebrantable cuando ésa mujer se fue de su vida dejando el amor a la intemperie. Giuseppe quedó con el corazón entre las manos esperando volver a entregar el corazón a otro amor, pero, ése otro amor nunca llegó. La vida de Giuseppe fue llorar y llorar incontroladamente el amor con lágrimas del mar, con lágrimas de dolor y con un dolor devastador en el alma y todo por el amor de ésa mujer. Giuseppe quedó atormentado por el amor de ésa mujer que lo abandonó cuando, de repente, quiso amar ciegamente, pero, ese amor se marchó tan lejos y tan lejos de su vida dejando caer lágrimas del mar en sus propios ojos doloridos de dolor. La vida para Giuseppe quedó adherida al dolor como un imán, como una carga positiva a positiva y de negativa a negativa dejando una tristeza y un sólo sufrimiento en el alma y, más aún, en el corazón. La verdad que no se finge la crudeza del dolor llorando con lágrimas del mar socavando con amargura y con amargo sabor el dolor en cada lágrima. Giuseppe quedó con el dolor más amargo entre sus amargas entrañas y entre sus más lindos quereres. El dolor de Giuseppe quedó como un gran desafío y como un gran tormento en querer amarrar el solo sufrimiento en cada dolor de su alma y más de su propio corazón con las lágrimas del mar y tan saladas como el mar. Giuseppe por llorar incontroladamente y desesperadamente por el amor de ésa mujer que se fue de su vida dejando inerte al solo corazón llorando con lágrimas saladas y del mar. La vida de Giuseppe quedó inmortalmente adolorida y con un dolor intransigente, por el cual, él llora desesperadamente por el amor de una mujer que embarcó y se fue lejos en busca de fortuna. La verdad para Giuseppe es que es un hombre italiano, solo y soltero por, el cual, muere de dolor inmortalmente llorando con lágrimas del mar a ésa mujer que se fue de su vida. Giuseppe llora y llora con ojos como de color rojo sollozando y soslayando en un sólo momento cuando ésa mujer lo abandonó, lo dejó solo y en soledad lloró descontroladamente a ese amor que se fue y lo dejó inmortalmente herido con las espinas como una rosa llevando en su interior los pétalos caídos de esa rosa haciendo alfombra en su interior de todo el amor que forjó, que quiso y que amó con la fortuna de su propio corazón. Giuseppe ama descontroladamente a ésa mujer que le hizo ver el cielo lleno de un sol, viendo el arcoiris lleno de colores y dejando la lluvia para después que se ha marchado cuando llora incontroladamente como un diluvio, como un aguacero o como lágrimas del mar. Las lágrimas del mar en los ojos de Giuseppe que llora impacientemente descontrolado observando que ésa mujer ya se marchó de su vida muy lejos desde que embarcó con otro hombre y lo dejó abandonado. Giuseppe quedó bebiendo de sus lágrimas el dolor, la sal, la esperanza, la huida y el incontrolado sufrimiento de un amor que se fue y para siempre. Giuseppe, un italiano, serio y buen hombre solitario y en soledad quedó con sus propias lágrimas en sus ojos desde que el tiempo sin borrar el dolor quedó adherido a sus propias lágrimas llenas de dolor. Giuseppe lloró y lloró amargamente, adoloridamente, con un dolor inconsecuente, intransigente y con una forma de observar que la vida le arrebata, le quita, le roba lo que más añoraba el amor de ésa mujer para la historia vivida entre Giuseppe y ésa mujer. Giuseppe fue amar incontroladamente a ésa mujer sin saber ni sospechar los deseos, la avaricia y los anhelos que tenía ésa mujer en mente por buscar fortuna lejos de él.
Giuseppe, en su inestable vida, no halla el amor nuevamente en otra mujer ni en el bar ni cerca ni en su residencia sino que ha quedado solo, abandonado, triste, compungido, desolado y amargamente sin consuelo alguno. La vida de Giuseppe ha dejado las lágrimas caer sobre el suelo, sobre sus ojos, sobre el tiempo y, más, sobre el corazón, muerto de espanto, de dolor, de llanto y todo por el amor de una mujer. Giuseppe, sin consuelo alguno, va en busca de hacer algo por su vida y no halla ni encuentra qué hacer con su propia vida, bebiendo el sabor amargo de sus propias lágrimas y saboreando el dolor en capricho exótico de un sufrimiento autónomo que ha hecho ése hombre y todo por llorar el amor de una mujer. La vida de Giuseppe quedó abarrotada de un dolor intransigente, de una vida sin consuelo y todo por un dolor amargo desde el interior de su corazón. Giuseppe llora y llora indeleblemente por el amor de ésa mujer del bar, llora y llora calladamente, adoloridamente e inconscientemente, herido y sin Dios. Giuseppe quedó adolorido, abatido, mal inconsciente y con un dolor intransigente en su alma. Giuseppe quedó en paz, sereno y contemplando a la amarga soledad entre sus más lindos quereres. Giuseppe quedó adherido, abatido y malherido, con lágrimas como la sal del mar que desembocan entre sus labios el amargo sabor. Giuseppe quedó con sus lágrimas de dolor, cuando en el embarque de toda la sal, le da el frío entre el dolor y el sufrimiento que más duele en el alma a Giuseppe. Giuseppe quedó sin consuelo, sin compasión ni conmoción cuando en el alma y más en el combate de creer en el horizonte de todo ese mar abierto, quedó como la fuerza y la esperanza y con las lágrimas más vivas y con toda la sal de ese mar con lágrimas del mar. Las lágrimas del mar quedaron en su boca como desembocando un río al mar, como una piedra inmóvil en el río o como toda esa sal en el mar desierto. Giuseppe quedó adolorido, abatido, y malherido, y sin consuelo, y, ¿qué hace Giuseppe con las lágrimas del mar?, pues, sin reír sólo llorar y llorar y ser infeliz como siempre si ésa mujer se fue de su lado y de su solo corazón. La mujer que amó Giuseppe era una mujer de bar y sin ser prostituta ni mujer de la calle sino una mujer liberal y libertina de aquel bar cercano a la residencia de Giuseppe. La mujer que amó Giuseppe el italiano serio, compasivo y que la amaba sin ciencia cierta ni química real quedó como el dolor y con el sufrimiento de esas lágrimas del mar y tan saladas como todo ese perdido en el mar y como un náufrago a la deriva. Giuseppe haciendo de la verdad una pura realidad, sólo, quiso ser como la impoluta verdad que ésa mujer se fue de su vida y que lo dejó marchito, deshojado y desolado. Giuseppe el italiano serio, ahora sin amor y con dolor naufragando en el perdido mar se siente como las lágrimas más saladas de todo ese mar abierto que tiene de frente. Giuseppe quedó adolorido, malherido y muy desolado y sin consolación alguna, buscando en el deseo y más entre sus propios ojos la luz del sol y no la lluvia torrencial que cae como toda la sal del mar entre sus más bellos ojos. Ésa mujer del bar quiso amar, pero, más desamó a Giuseppe cuando lo abandonó por buscar fortuna en otro país, en otro barco embarcado lejos y con otro hombre. Giuseppe quedó como la órbita lunar con pecho de paloma hinchado y flotando en ese mar perdido que no ha dejado atrás porque sus ojos aún poseen la sal del mar, sí, entre las más amargas lágrimas. Giuseppe quedó como el dolor y como el solo sufrimiento y con las lágrimas llenas de sal sólo quedó con la idea forjando que nada sobre el mar se perdiera. Giuseppe solo quedó.
Giuseppe y sin consuelo alguno, va en busca de un sólo consuelo, porque, aunque no consiguió la compasión ni el consuelo, sólo, albergó más dolor. Giuseppe, en el alma y más en el corazón, abrigó el dolor y más el sufrimiento, cuando quiso recordar a ésa mujer que se marchó lejos. A Giuseppe lo abandonó la suerte, el amor y más una mujer de bar, pero, sin contemplar la razón ni el solo corazón albergó el solo amor en el mismo corazón. Giuseppe, desafortunadamente, amó con el corazón incontroladamente a ésa mujer de bar queriendo derribar el alma y más su propio corazón cuando en el camino se abastece de pena y en destruir más el sufrimiento que da. Filtrando el alma de Giuseppe en el mar desierto, él creyó que todo ese mar desierto eran sus lágrimas del mar de un sólo dolor. Giuseppe quiso ser como el dolor o como esas lágrimas saladas de ese mar abierto, pero, dejó la sospecha para luego que sería él el del error. Giuseppe amó y enredó a su solo corazón en amar lo que más amó, sí, a ésa mujer de bar, pero, el amor quiso ser como el imperio sopesando en el recelo de la pura e impoluta verdad. Giuseppe quiso ser como el dolor o como el alma abierta, pero, sólo, sus lágrimas amaron como nunca antes. Giuseppe quedó como el frío en la misma piel solapando en el aire una sola, rica y deliciosa sensación que sus lágrimas parecían en el mar desierto de todo ese mar entre sus ojos. Giuseppe quedó a la barbarie y en la intrépida vida más amarga de toda existencia cuando sus lágrimas quedan como el dolor más amargo por ésa mujer del bar. Ésa mujer del bar quedó a la deriva naufragando como las lágrimas de dolor de Giuseppe y como el deseo más amargo de todos los tiempos de ese triste hombre llorando y soslayando en el ocaso vivo a todo un sol que se marchó lejos de todo el cielo. Giuseppe quedó sin consuelo, sin hambre, sin compasión, pero, con las lágrimas en sus ojos de luz opaco cuando el dolor se aferró a la idea solapando en la forma de creer que sus lágrimas son el desierto frío de todo un mar salado. Giuseppe quedó como el mismo tormento o como el mismo frío en el alma seca de espantos cuando ésa mujer lo abandonó por buscar fortuna lejos de ese bar donde conoció a Giuseppe. Giuseppe compara a sus lágrimas llenas de la sal como todo el mar desierto y lleno de sal cuando en el aire y más en el viento socava en la piel mortal de deseos. Giuseppe quedó abandonado, adolorido, fugazmente malherido y tan lleno de dolor como el alma sin luz. Giuseppe cree que sus lágrimas son tan saladas y amargas como la hiel dejando una estela de mal sabor entre sus labios fríos y de una piel tan álgida como el frío viento de ese desierto que cree que es la sal de sus lágrimas. La vida para Giuseppe calmó en redención la efímera pasión cuando atormenta lo que más entorpece y encrudece en caer con lágrimas en sus propios ojos. Las lágrimas de Giuseppe hacen todo un mar desierto y, más que eso, él compara sus lágrimas como el tormento y toda la sal de todo el mar desierto. Giuseppe no calmó en deseo sus lágrimas ni su dolor en el alma cuando su corazón interpreta un dolor efímero, pero, muy fuerte en el alma cuando en el camino derramó lágrimas del mar al suelo por donde fue pernoctando para poder sobrevivir sin ésa mujer. La vida de Giuseppe y sus tristes lágrimas son lágrimas del mar y él las compara con todo el mar y con esas tristes lágrimas que derraman sus ojos y sus ojos dos luceros sin luz, sin vida, sin amor y con un corazón a la deriva naufragando en el tiempo y, más, en la soledad. Giuseppe quedó con el dolor en el corazón y con el alma rota sin compasión, sin consuelo, sin conmísera atracción y sin sentimiento recíproco por una mujer que lo abandonó a la suerte.
Giuseppe acude al bar cercano de su residencia y toma unos cuantos tragos para poder olvidar a ese amor que pudo haber sido puro, inocente, ingenuo e impoluto como él creyó. Giuseppe, con altercado frío entre mente y corazón, se debate entre unos tragos para poder cerrar el corazón y poder olvidar a ésa mujer sin lágrimas del mar. El bar está aglomerado y concurrido de gente para olvidar sus penas, sus amores, su inconcluso dolor y por haber tenido una espinita en el corazón que le sangra de dolor. El bar es normal, regular, con luces de colores, con bohemia y tríos que cantan al unísono canciones cortavenas que interceptan más el dolor en el corazón. La vida para Giuseppe fue formal, real, decidida por el amor verdadero y eficaz hacia ésa mujer que lo abandonó totalmente. El corazón de Giuseppe quedó en cenizas heladas dejando inmortal a todo un corazón letal, pero, el comienzo y el fin no son lo mismo cuando, a veces, puede ser igual, pero, para Giuseppe el final fue un abandono total, dolor intransigente y derramar lágrimas del mar por el amor de una mujer que se fue dejando solo a Giuseppe para buscar amor y fortuna en algún otro país embarcando lejos de la vida, del destino y del camino. La vida para Giuseppe fue llorar, llorar y demostrar que ese amor fue para siempre, a pesar, que se marchó para siempre de su vida. La vida de Giuseppe quedó adolorida, abatida y en un bar ahogando sus penas con alcohol y llorando lágrimas del mar. Giuseppe llora con dolor en un bar bohémico, de luces opacas y gente alcoholizada por el alcohol para olvidar penas, sufrimiento y dolor. Giuseppe estuvo un rato en el bar bebiendo de sus propias lágrimas el dolor, el sufrimiento y las penas más hirientes de todo hombre: por el amor de una mujer se fue de su vida. Giuseppe continúa en el bar tomando y tomando alcohol para olvidar las penas, el sufrimiento y el dolor. Giuseppe quedó en el bar tomando y tomando alcohol, bebiendo lágrimas acérrimas y tan ubérrimas como el rico llanto y el sollozo que creó y comparó sus lágrimas como todo un mar abierto. Giuseppe en el bar se llenó aún más y más, y más entes ebrios queriendo olvidar sus penas, dolores y sus sufrimientos y tan caros como conseguir oro o hacer alquimia para hacer oro. Las lágrimas de Giuseppe quedan álgidas como el frío, como todo el mar abierto, como toda la sal del mar y tan saladas como el mar naufragando y perdido como el horizonte. Giuseppe llora y llora incontroladamente y con dolor deja un amargo sabor entre sus labios como ese terrible y cruel mar. Giuseppe y sus lágrimas de amor corren por todo su rostro, lágrimas del mar corren hacia sus labios y sus lágrimas de dolor corren hacia el corazón. Las lágrimas de Giuseppe lloran incontroladamente en ese bar bohémico donde el dolor se aferra al frío desconcierto y al dolor de unas lágrimas llenas del mar y tan saladas como ese mar perdido que tiene de frente en ese bar perdido y lleno de dolor llora las lágrimas del mar. La vida para Giuseppe, se aferra y se aterra en demostrar que la vida encrudece de un espanto doloroso cuando ésa mujer embarcó lejos abandonando a Giuseppe a su gran suerte buscando fortuna, amor y dinero sin estar cerca de él. La vida para Giuseppe quedó adherida como el ser ebrio de dolor, y de lágrimas llenas de la sal de ese mar perdido que tenía de frente. La vida de Giuseppe quedó adherida a ese bar clandestino y tan perdido como el tormento y como las lágrimas tan llenas de la sal del mar que sólo buscó tener lágrimas en sus ojos. La vida de Giuseppe quedó derribada, destruida, abatida, adolorida y malherida cuando sólo pensó en amar a ésa mujer que se fue lejos de su vida mortificando la cruel espera en esperar lo inesperado de un amor que se marchó lejos.
Giuseppe va de camino al ¨Pet Shop¨ y decide comprar algunos peces cuando los peces pertenecen al mar y sus lágrimas también porque él las compara como la sal del mar. Giuseppe decide pasar directamente por el ¨Pet Shop¨, decide y compra unos lindos peces. Giuseppe cree que los peces son naturalmente bellos en la vista de él. Giuseppe quedó destinado y con un camino sin cogitar cuando en la intemperie y barbarie de sus ojos llorosos y sollozos soslayando la penuria del dolor entre sus ojos y todo con lágrimas acérrimas. El opimo de sus ojos quedó en un llanto indecoroso desde que ésa mujer se ha marchado lejos de su vida dejando mortalmente y letalmente en los ojos un llanto como las lágrimas del mar. La vida comienza a entristecerse y a doler más en el alma cuando Giuseppe solloza clandestinamente. Giuseppe fue al bar con sus peces en mano después de haber pasado por el ¨Pet Shop¨ y haber comprado unos peces para una pecera y él en el bar solloza nuevamente y llora lágrimas del mar y todo por ésa mujer que perdió y se marchó lejos abandonando a Giuseppe. La vida atormenta como gana o pierde el llanto efímero de creer que su mundo era todo un mar de lágrimas sollozando siempre en la espera inesperada de ese amor y que ésa mujer se marchó lejos. La vida de Giuseppe quedó abarrotada de llanto con llanto como las lágrimas del mar sollozando siempre en su rostro lágrimas del mar. La vida atormenta, es infructuosa y muy adolorida cuando no se tiene al amor de su vida y ésa mujer era todo para Giuseppe dejando herido a su pobre corazón con una espinita atravesando a su corazón. Giuseppe quedó con el alma rota, el corazón en pedazos y los ojos llenos de lágrimas del mar porque ésa mujer se fue de su vida dejando herido a su pobre corazón. Giuseppe, con peces en mano y en el bar, lloró como todo mar salado y todo por el amor de ésa mujer que se fue dejando estéril a su pobre corazón. Giuseppe, con peces en mano, dolor en el alma, llanto en los ojos y herido el corazón, se debate entre el llanto y más llanto cuando el dolor no apacigua la espera inesperada de esperar por el amor o por el regreso de ésa mujer. La vida de Giuseppe, un italiano serio, pero, con sollozo en el malestar de haber perdido a ésa mujer quedó a la intemperie, al sol, lluvia y sereno dejando caer lágrimas de dolor como esas lágrimas saladas en sus propios ojos por el amor de aquélla mujer. Los peces para Giuseppe fueron premonición y vaticinio para saber que los peces pertenecen al mar. Los peces para Giuseppe vaticinan lo peor para el hombre que solloza y que llora lágrimas del mar queriendo derribar el dolor, pero, sólo quedó como el intransigente amargo sabor entre las lágrimas como la hiel. Giuseppe quedó abarrotado de tiempo, dolor y herido el corazón cuando salió de ese bar ebrio con sus peces en mano y el llanto sobre su pecho. Giuseppe sólo logró comprar peces para poder olvidar a ése amor que se fue de su vida, pero, aunque más la recuerda, más peces le recuerdan su vida. Giuseppe sólo logró ver a su solo corazón en contra de la pura verdad de que el silencio derribó a su alma y más a su corazón. Giuseppe sólo quiso comprar peces y sí que lo logró aunque no tuviera él una pecera para poder soltar a esos peces libremente. Los peces de Giuseppe eran premonición y vaticinio cuando en el altercado friolero los peces eran como poder nadar libremente en el mar desierto, pero, en el alma y en su corazón quedan encerrados y atrapados como en una bolsa plástica de la tienda o del ¨Pet Shop¨. Giuseppe quedó como esos peces atrapados y sin libertad alguna en una bolsa llena de agua de sal de una pecera. Y, así, fueron las lágrimas de Giuseppe, cuando en el alma y más en el corazón solo quedó él como los peces nadando en el mar.
Giuseppe logra llegar a su habitación con toda pea y con toda la borrachera. Giuseppe llora amargamente con unas lágrimas acérrimas y tan ubérrimas como el opimo de sus propios ojos la sal del mar. Giuseppe sólo logró destruir el acometido de caer en bruces en su lecho de dolor y con el corazón abierto sólo lloró con y por amor. Giuseppe sólo quiso algo y fue el amor de ésa mujer a que regresara a su vida, a su tiempo y más a su corazón. La fiebre del amor y del solo corazón de Giuseppe quiso sollozar y que así lo logró cuando quedó solo en su habitación. Giuseppe sólo en el recóndito de su corazón sollozó plenamente y amó en el alma y más en el corazón una sola huella y fueron las lágrimas de dolor que cruzan por su rostro hasta desembocar entre sus labios el sabor más amargo de esas lágrimas del mar. Giuseppe quedó en el alma y en el corazón una sola herida como la espinita del corazón, y en la razón desmoronando la sola idea de entrever que la razón se pierde como se gana. Y para Giuseppe llegó la locura en el alma y más para el corazón cuando en su habitación lloró con dolor, y con más amargura que nadie en el alma por el amor de una mujer que se fue y que más lo abandonó. Giuseppe en su habitación llora descontroladamente y adolorido como ese mar revestido de la sal cuando el alma y el corazón llora descontroladamente y con lágrimas del mar. Giuseppe quedó con el alma y con el corazón roto, compungido y muy retraído. Giuseppe quedó como el desastre y como el reflejo en el espejo de caer en el mismo unísono con lágrimas del mar. El hombre serio e italiano de nombre Giuseppe quedó con sus propias lágrimas como la sal de todo un mar. Giuseppe quedó como el alma viva de ansiedad y de miedo cuando quiso llorar a la mujer de su vida en su propio lecho. La ventana semiabierta y la puerta crujiente de madera del ébano, hacen de la propiedad de Guiseppe un hogar rústico. Y en la habitación de Giuseppe el lecho quedó mortalmente adherido a lo inmortal, a esas lágrimas del mar abierto, dejando caer el infortunio fugaz del torrente sin sensación y dejando al dolor apaciguarse sin tormento alguno. Giuseppe quedó como la fuerza en derredor, como el dolor en el alma, y la herida profunda en el corazón. El hombre italiano, serio, soltero y tan fugaz como el tormento frío, quiso derribar todo el mal de su vida, de su corazón y más de sus propios ojos llenos de lágrimas del mar. El hombre que es un italiano y con la fortuna de haber amado a una mujer queda en claro con el corazón roto, compungido, y muy adolorido. Las lágrimas de Giuseppe quedan abarrotadas de dolor, de desesperación y por un momento acongojado se debate entre lágrimas de dolor, entre lágrimas del mar y lágrimas saladas que desembocan en su boca. La vida atormenta a Giuseppe y espera que sus solas lágrimas no le dejen un dolor en el alma como el frío viento que le roza a la piel. Giuseppe quedó en claro como el color transparente de esas lágrimas y que ésa mujer se fue de su lado y para siempre. Las lágrimas de Giuseppe quedan a la deriva como naufragando en el tiempo y más en el mar perdido de sus propias lágrimas. Las lágrimas del mar de Giuseppe quedan a la deriva y quedan como el alma sin compenetrar el alma y el corazón buscando que esas lágrimas del mar cruzan el alma y el corazón en atraer el alma y más que eso adherir a esas lágrimas a su rostro como camino que desembocan entre los labios. Las lágrimas del mar quedan adheridas al combate, al altercado frío, y al recelo de la vida misma cuando las lágrimas corren por el rostro de Giuseppe. Giuseppe quedó como un desafío sincero o como el crucifijo con vida en una cruz. Giuseppe fue un hombre italiano serio, fuerte, pero, muy débil de corazón.
Giuseppe sólo desea ver al mar abierto y bravío como esas lágrimas que caen desde su rostro. Giuseppe sólo calmó su deseo de ver al mar abierto, intranquilo, sin ser templado, sin ser como el aire y sin ser bravío. Giuseppe quedó como el reloj y como el tiempo triste, frío y lleno de tempestad. Giuseppe sólo calmó su propio deseo de ver al mar abierto. Giuseppe caminó senda abajo, subió el umbral lleno de arena, y bajó el camino lleno de piedras para poder ver y tener todo el mar por delante de sus propios ojos con lágrimas del mar. Giuseppe quedó buscando el alma en cada ola del mar abierto, y en la sal de ese mar todas esas y aquellas lágrimas que derramó por el amor de ésa mujer que se fue y lo dejó totalmente abandonado. Giuseppe cruzó senda abajo, subió el umbral lleno de arena, y bajó el camino lleno de piedras hasta poder llegar y observar que ese mar lo tenía adherido a sus ojos sollozos de lágrimas del mar. Y Giuseppe viviendo en el alma y en su propio corazón una sola mala idea que será como el dolor y como las lágrimas del mar y llenas de la sal de ese mar abierto. Y figurando la vida de Giuseppe como ese mar abierto quedó como el deseo de ver a ese mar abierto, y cruzó senda abajo, subió el umbral lleno de arena, y bajó el camino lleno de piedras hasta poder llegar a ese mar abierto, bravío, temible, temeroso y muy intranquilo. La vida logró atrapar el amor en cada lágrimas del mar de los ojos de Giuseppe en cada recelo de la fría verdad, y en cada partícula de esas lágrimas la sal de ese mar abierto, bravío, temible, temeroso e intranquilo. Giuseppe quedó claramente como esas olas claras, transparentes y de color invisible con la única caridad de sus aguas tormentosas. El mar quedó bravío, sosegado y templado cuando cae una lágrima de los ojos de Giuseppe en ese mar por cruzar senda abajo, cuando subió el umbral lleno de arena, y bajó el camino lleno de piedras hasta ver y observar que ese mar se halla por delante de él como el náufrago perdido, adyacente y aledaño como todo el compasivo mar abierto. Giuseppe fue y caminó senda abajo, subió el umbral lleno de arena, y bajó el camino lleno de piedras hasta poder llegar al vacío de sus ojos y al dolor de su propio corazón. Giuseppe sólo soslayó en el tiempo, y más en el deseo en querer tener a todo ese mar abierto, bravío, templado, e intranquilo. Giuseppe quedó con su dolor entre las garras de sus penas, con su sufrimiento, y con su acongojado corazón llorando lágrimas del mar. Giuseppe quedó como el dolor intransigente, como la pena insolvente, como las lágrimas saladas de todo ese mar desierto, y como el aire que socava dentro de la piel como el frío y álgido convenio de haber llegado y caminó senda abajo, subió el umbral lleno de arena, y bajó el camino lleno de piedras hasta llegar a ese lindo mar bravío, intranquilo, sin ser templado, y sin ser sosegado Giuseppe calmó su dolor al igual que ese mar bravío quedó templado con una sola lágrima de dolor que cayó a ese mar de su rostro con las lágrimas del mar. Giuseppe quedó atónito, estupefacto y muy condenado a ese mar con sus lágrimas del mar, las cuales, sus lágrimas se derraman por el amor de una mujer que se fue de la vida de Giuseppe. Giuseppe llora y llora, piensa y piensa de frente a ese mar que tiene por delante cuando caminó senda abajo, subió el umbral lleno de arena, y bajó el camino lleno de piedras hasta llegar a ese mar bravío, intranquilo, sin ser templado y sin ser sosegado. Giuseppe tomó peces en mano, si ya los peces estaban casi moribundos después de dos días de haber comprado en el ¨Pet Shop¨. Giuseppe fue de rumbo hacia el mar y caminó senda abajo, subió el umbral lleno de arena, y bajó el camino lleno de piedras hasta que llegó con peces en manos al mar bravío.
Giuseppe quedó con peces en mano y sin saber qué hacer con esos peces, sólo, los imaginó en libertad, libres, y liberando a la vida en un mar bravío quedando por siempre la vida en el mar como debe de ser así para esos lindos peces. Giuseppe quedó claramente entre esas lágrimas del mar abierto al mar cuando caminó senda abajo, subió el umbral lleno de arena, y bajó el camino lleno de piedras hasta llegar a ese mar abierto. Giuseppe irrumpió entre sus lágrimas del mar para dejar en libertad a esos peces que tenía en mano. Los peces moribundos ya no tienen más vida que la que pesa entre sus lomos. Giuseppe quedó con el dolor entre sus sentimientos, esperando siempre la espera de que ésa mujer regresara a su vida, después que embarcó lejos con otro hombre buscando fortuna, amor y dinero en otro destino. Giuseppe quedó abandonado a la gran suerte, sin amor, sin destino, sin camino, pero, con lágrimas del mar llenas de dolor. Giuseppe quedó como todo el mar lleno de la sal de ese mar y en sus lágrimas del mar. Giuseppe quiso que esos peces fueran libres como la premonición, vaticinio y destino de esos peces libertar hasta poder alcanzar nuevamente la linda libertad y retomar la vida a sus cuerpos en el cuerpo de agua. Giuseppe quedó mortalmente herido, como una sola impoluta verdad, sintiendo el desenlace suave y friolero quedó Giuseppe con sus propias lágrimas del mar, bebiendo la sal de ese mar entre sus labios llenos de dolor. El dolor de Giuseppe quedó abatido, adolorido, y muy intransigente, cuando los peces son la vida y la libertad de su nado será la catapulta para el poco gran amor que le queda a Giuseppe en su alma y en su corazón. Giuseppe quedó como las lágrimas del dolor, como las lágrimas del mar, y tan saladas como todo ese mar que desemboca artificialmente en su boca. Giuseppe tomó a esos peces en mano, ya casi moribundos y les dice que… -¨yo sólo quería liberar el amor, libertar la vida, y más que todo eso hacer creer que la libertad lo es todo¨-, Giuseppe sólo quiso ser como el dolor, o como el reflejo en el espejo o como las mismas lágrimas que caen entre sus labios, como la sal que desemboca entre sus más fuertes labios porque fue y es un hombre serio, fuerte un italiano que sabe llorar el amor de una mujer cuando se fue lejos de su vida. Giuseppe caminó senda abajo, subió el umbral lleno de arena, y bajó el camino lleno de piedras y más que eso por ver el mar abierto, Giuseppe trepó un acantilado solitario por una piedra escondida que había entre el rompeolas del mar en la orilla de ese mar. Giuseppe queda con peces en mano y destruyendo todo odio, todo rencor, todo dolor cuando en el alma y en el corazón de Giuseppe sólo presiente una premonición o un vaticinio que la vida de los peces es su propia vida y que se le escapa de tal forma y de tal manera que sólo desea libertar y liberar con libertad a esos peces entre las aguas del mar. Giuseppe trepó una piedra en el rompeolas y en el acantilado y cuando fue a soltar a esos lindos peces para liberar la vida y más que eso liberar el rico tormento que lo estrangula y lo va llevando a un abismo frío, Giuseppe liberó a esos peces, pero, resbaló en el mar bravío, sin ser sosegado, y sin ser templado, cayó en el mar bravío e intranquilo. Giuseppe quedó como toda la sal del mar y observa cerca de la piedra un pedazo de tela de la estola que siempre llevó ésa mujer y se dijo que… -¨mala mujer naufragaste en el barco…¨-, y Giuseppe hombre serio, fuerte y siendo un italiano murió a la orilla de ese mar sin ser sosegado, sin ser templado, sin ser tranquilo, sino que fue todo un mar bravío y con olas rompientes. Giuseppe murió por chocar su cuerpo contra las piedras y ahogó todo lo que se llama vida, amor y más que todo la libertad. Y las lágrimas del mar, sólo fueron premonición y vaticinio de un dolor como llorar incontroladamente por el amor de una mujer. Y las lágrimas del mar quedan solitarias, sosegadas y con sal, sí, con la sal del mar, porque entre los ojos de Giuseppe había dolor y como todo hombre lloró siempre el amor de una mujer que zozobró y naufragó en el mar.
FIN
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Autor:
EMYZAG (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 2 de mayo de 2025 a las 00:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 5
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