Un Hermoso Día

El sol se levanta, tiñendo el cielo de tonalidades rosadas y doradas, anunciando una hermosa mañana, una de esas mañanas que invitan al amor, a sentirlo en cada fibra del ser. Los pájaros cantan melodías alegres, como si también celebraran este despertar lleno de promesas y cariño.

Qué hermosa mañana para acercarme a tu oído y susurrarte un dulce “buenos días”, para que tu día comience con una sonrisa y la calidez de mis palabras. Imagino tu despertar, tu mirada somnolienta pero llena de luz, y anhelo ser el primer rostro que veas al abrir los ojos.

Ahora, mientras el aroma del café recién hecho llena la estancia, tomo una taza en tu memoria. Cada sorbo es un recuerdo de tu dulzura, de tus risas, de esos momentos compartidos que atesoro en lo más profundo de mi corazón. Este café matutino se convierte en un brindis silencioso dedicado a ti.

Brindo por la vida, por ese destino caprichoso y maravilloso que te cruzó en mi camino. No hay casualidad en este encuentro; fuiste un regalo inesperado, un faro de luz que ilumina mis días y les da un sentido más profundo.

Y elevo mis plegarias a Dios, agradeciéndole por la maravilla que eres, por tu alma noble, tu espíritu radiante y la forma en que transformas mi mundo con tu sola presencia. Eres un milagro constante en mi vida.

Este es un hermoso día, sí, un día perfecto para colmarte de besos, besos suaves y apasionados, besos que recorran cada rincón de tu piel y te recuerden cuánto te amo y lo afortunado que soy de tenerte.

Es un hermoso día para sentirme agradecido, profundamente agradecido, porque en mi corazón albergo la certeza de que mañana será aún mejor que hoy, que nuestro amor seguirá floreciendo y creciendo con cada nuevo amanecer.

Y si en la premura de esta mañana, entre el despertar y el inicio del día, se me pasó decirlo, quiero que lo sepas ahora, con la fuerza de cada latido de mi corazón: te amo, hermosa mía. Eres la melodía constante de mi vida, el sueño hecho realidad, mi eterno amor.