mi desgracia..

¿Con qué valor mido la vida?

si en ella no hay fortuna

ni tesoros en mi cielo,

¿ con qué esperanza o anhelo?

espero que cambie a alegría

la pesadumbre que tengo.

¿De que castigo presumo?

si el pecado no se acaba

y sufre mi carne el tormento,

que sintiendo dolor dentro

las heridas se me sanan

con la ingesta del cianuro.

¿A que Dios he de implorar?

esa fe que tanto busco

y me consume despacio,

si el mal que tengo rezando

no se consigue curar

y me muero entre estos muros.

Como el mal que dentro crece

y retuerce el corazón

apagando sus latidos,

agonizo entre suspiros

cuando el cuerpo se estremece

de aguantar tanto dolor.

Truena mi cielo entre llantos

entre gotas maldecidas

y en pecados oscurece,

maldiciendo que son trece

los meses que tiene el año

cuando se vive sin prisa.

Y soporto mi penar

en mis hombros como Atlante

soporta el peso del mundo,

y en silencio.. y en ayuno

vuelvo de nuevo a implorar

la cura para mis males.

Que medida es la correcta

o perdón, para el pecado

cuando se lucha sin ver,

que a veces podemos ser

mas fugitivos que esclavos

de la mentira mas cierta.

Que alabanzas esperamos

entre silbidos y aplausos

de una gesta que no es tal,

cuando en el fondo el pecar

es la doctrina que amamos

sin prescindir de su uso.

No hay valor con que medir

la vida, cuando hay pecado

ni existe la salvación,

el premio a tal devoción

es soledad y fingir

que se vive con engaño.

No hay en infierno pastor

ni en el cielo pecadores

que gocen de gloria eterna,

al cielo vas por perdón

al infierno por temores

de haber sido pecador.

Yo soporto mi condena

y rezo, curar mi alma

a sabiendas que me falta

tener la fe, le esperanza

porque peco aunque no quiera,

esa es mi gran desgracia.