Me tratas como a una muñeca,
un objeto más en tu colección,
me usas cuando te place,
me ignoras sin compasión.
Jugaste con mis sentimientos,
como un niño cruel y sin piedad,
me diste migajas de afecto,
y luego, solo soledad.
Tus manos fueron dulces un instante,
y al siguiente, tormenta sin razón,
cariño que ardía en enojo,
como fuego disfrazado de ilusión.
No me dejabas hablar, ni sentir,
mi voz era eco en una habitación vacía,
solo era tu adorno de capricho,
una sombra de lo que algún día sería.
-
Autor:
Lorena (Seudónimo) (
Online)
- Publicado: 29 de abril de 2025 a las 16:59
- Categoría: Perdón
- Lecturas: 1
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.