Tu Voz

Marvin Ramirez

Sonó el teléfono con un timbre insistente, y sin dudarlo, corrí a contestar, con la esperanza ferviente, casi una certeza ingenua, de que fueras tú quien llamaba. Mi corazón latió con más fuerza ante la simple posibilidad.

 

Dejé inconcluso lo que estaba haciendo en ese instante, mis manos quedaron suspendidas en el aire, mi mente se nubló con un solo pensamiento: tú. No había espacio para nada más, toda mi atención yace cautiva en la ilusión de tu voz al otro lado de la línea.

 

Fue precisamente en aquel instante, mientras el silencio subsiguiente a la llamada desconocida persistía en el ambiente, que la comprensión me impactó con vehemencia.Sentí un vacío profundo, la ausencia palpable de tu presencia en mi día a día. Me di cuenta, con una claridad dolorosa, de lo mucho que me haces falta.

 

En ese mismo instante, esa punzada de ausencia se transformó en un anhelo intenso, casi físico. Deseaba tu cercanía, escuchar tu respiración, sentir tu energía. Me di cuenta de lo mucho que te anhelo, un deseo que me consume por dentro.

 

Nunca considero que sea un momento inoportuno para escuchar el sonido de tu voz, ya sea en la mañana cuando el día apenas comienza, o en la quietud de la noche. Tu hablar es un bálsamo, una melodía que siempre es bienvenida.

 

De igual manera, la idea de saber de ti, de conocer tus pensamientos o cómo ha transcurrido tu jornada, nunca me resulta inoportuna. Cada noticia tuya, por pequeña que sea, ilumina mi día.

 

Tu voz tiene el poder de calmar mis inquietudes, de serenar mi espíritu. En ella encuentro una paz inexplicable, un refugio en medio del caos.

 

Tu risa es ese sonido único que anhelo escuchar una y otra vez. Es la melodía perfecta, la canción que mi corazón desea que se repita constantemente, llenando cada rincón de mi existencia con alegría.

 

Sobran las palabras para expresar la decepción, aunque fugaz, al darme cuenta de que la voz al otro lado del teléfono no era la tuya. La ilusión se desvaneció rápidamente, dejando un poso de anhelo.

 

Y es por todo esto, y mucho más que las palabras a veces no alcanzan a expresar, que siento la necesidad imperiosa de decirte, con toda la sinceridad de mi ser, que te extraño.

 

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