Carta a los reyes.

Gracias a echar raíces hace mucho rato ya sé que me espera aquella que por nosotros se desvela y nos prende las velas para el cajón donde nos dirán la última oración.

La misión que yo percibí al estar aquí es consumir toda esa información que ahora me hace perder el uso de mi razón, pero es para un bien mayor para hacer llegar a todos todo el amor.

Sé que por esa distribución la muerte a mi juventud le toca el talón y a viejo no llegaré, me lo dice mi corazón, pero estar ya aquí cumpliendo un propósito me hace sentir satisfacción de haber sido digno de estar aquí.

Mi nombre vibrará como un sismo y el respeto y amor mismo que me he ganado no se les podrá arrebatar a mis allegados aún haciendo mi corazón calcinado.

Por eso les duele que seré recordado y aquella amenaza el día pasado les dolerá por no aceptar ser parte de su rebaño solo dándome un caño, aunque me hagan daño mi recuerdo en sangre será valorado y su envidia misma se topará con mi ser inculcado.

Ahora entiendo mejor que antes todo mi proceso y me siento unido a lo que siento y estoy dispuesto a llevar este tormento, como lo hizo Jesús cuando iba a ser llevado al día más sangriento.

Porque para mí es suficiente, ya dejar un mensaje porque yo no necesito dejar nada más que aprendizaje, porque a pesar de que mi vida aún es corta y que me falta mucho que avanzar voy a dejar algo que le romperá la torta a todos aquellos fiascos que quieren tener a la gente a un segado.

Pero se toparon con el ser equivocado, porque solamente podrán quitarme haciéndome daño como a Sócrates, Luther King, como Jesucristo, no soportan y no soportarán más mi existir.

Pero antes de irme de aquí voy a hacer el clavo en su talones, voy a hacer el vidrio bajo sus brazos, voy a manchar todos sus contratos y todo lo que aprenda antes de morir, lo escribiré y lo esparciré, así mi cuerpo muerto se ha expuesto en la deep web, dejaré mis textos con tanta sed, pero listos para evocar el nuevo amanecer y un día toda la humanidad pueda florecer.