Bomba en Shock

Rosendo Ruiz

¿Qué más puedo hacer?

Si estoy tan solo.

 

¿Por cuánto tiempo

me sentiré invisible?

 

¿Qué debo hacer?

¿Dejar que todo fluya

o sumirme en un océano rojo?

Quizás volver a los cigarrillos

o a algo mucho más fuerte

que me calme esta sensación

de psicosis diaria en el corazón.

Pero no sé si me va a calmar,

no sé si me va a calmar.

 

Qué tan fácil es

descender.

 

Es tan seductor

el infierno.

 

Qué difícil es 

no pensar en cortarte

la maldita lengua para ver

si ahora te callás de una vez

y dejás de tirar tanta mierda

cada vez que escuchás mi suspiro,

cada vez que te saco de quicio.

Solo así podría alguna vez

asfixiar esta amnesia latente,

esta parálisis demente

y sentir que me elevo más,

sentir que me elevo más.

 

Solo vos podés

ponerme así.

 

Nunca sentí

este temblor.

 

Está tan mal

acostumbrarse a que siempre

te abandonen como a un perro

y te olviden así como los recordás

y creer que eso te hace fuerte,

que te prepara para lo que viene

mientras tu rencor crece y crece

y tus venas empiezan a arder,

tus venas empiezan a arder.

 

¿Y sí sigo

intentando?

 

Es tan riesgoso

estar callado.

 

Supongo que no

me queda otra que seguir

siendo el más mudo del salón,

el más invisible del mundo,

el más susceptible a los engaños,

el más cuerdo del psiquiátrico

el menos salvaje de la manada,

la bomba de tiempo más larga

que tal vez nunca explote,

que tal vez nunca explote.

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