A veces, tras la vorágine de una pasión desbocada, solo queda el vacío: la nada. Es que entre besos y caricias, del amor no se habla, ni siquiera una sola palabra.
Solo existe el sabor de una pasión que desenfoca y a los amantes que no aman, comanda. Cómplices en el deseo, traman encuentros furtivos a la vuelta de una esquina, sin más lenguaje, que el de las miradas.
Y al compás de una sonata, cabalgan; es un baile de pieles inflamadas; sin almas, sin promesas, donde los cuerpos son los únicos protagonistas. Es una íntima fiesta de sensualidad y emociones desenfrenadas.
Una mañana perfecta, donde los deseos acumulados se recrean, llenos de fantasías que al fin se desatan y en aguas turbulentas se lavan, donde todo se olvida, donde se disipan los traumas… donde solo hay descarga.
Y tras la faena, tan casual como planeada, impregnados del sudor entremezclado, y reponiéndose de ese jadeo sofocante; que precede a la taquicardia furtiva del último orgasmo, solo quedan dos cuerpos que sollozan y descansan, y que tal vez, por puro sopor, se abrazan.
Se visten de calma y se marchan, porque afuera no son más que un saludo sin miradas. No hay promesas ni palabras falsas. Son solo pieles cansadas que buscan soltarse, liberarse de tanta carga, sin más compromiso que el de olvidarse al volver a casa.
by Erika Castillo
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Autor:
Erika Castillo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 28 de abril de 2025 a las 01:20
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Andy Lakota👨🚀, El Hombre de la Rosa, EmilianoDR, karonte, Poesía Herética, Josué Gutiérrez Jaldin
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