Luz Aurelia, madre mía,
desde el cielo, brillando estás,
con Juana María en armonía,
y Josué, guardián de paz.
Tres ángeles, tan divinos,
que en mi vida siempre habitan,
con su luz, sanan los caminos,
sin su amor, no puedo andar.
Cuida mi alma, madre querida,
te anhelo en cada despertar,
que tu esencia sea mi guía,
mi refugio al naufragar.
Juana María, dulce voz,
cálida brisa en mi corazón,
te siento cerca, en cada adiós,
cobijas mi ser con tu canción.
Y Josué, fuerte protector,
héroe en sombras de mi andar,
tú me empujas hacia el valor,
en la lucha para no claudicar.
Cuiden de mí, mis ángeles bellos,
les imploro desde mi aflicción,
en la noche, en mis destellos,
sean mi luz, mi salvación.
Les plagio al viento mi plegaria,
cúbranme con su manto eterno,
Luz Aurelia, madre mía,
en su amor, hallaré el invierno.
Así, en su abrazo me refugio,
en su fe, renazco, me aferro,
mis tres ángeles, mi puro orgullo,
en sus alas, siempre me encierro.
-
Autor:
El Ermitaño Soñador (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 28 de abril de 2025 a las 00:02
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Rosa Maria Reeder, El Hombre de la Rosa, EmilianoDR
Comentarios2
Me alegra haber leído este poema tan hermoso y espiritual.
Saludos cordiales
Precioso y genial tu versar
El Hombre de la Rosa
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.