En innumerables abismos
En mis propios infiernos,
Estos dos son paralelismos
En mi ser cual los yermos.
Pues aún en el infinito pavor
El venerado perdón clama,
Pues aún en el gran terror
Su santidad nos llama.
Por la sin igual salvación
Las faltas uno purificar,
Por su grata santificación
Al cielo siempre cantar.
De la puerta esmeralda
Aluzada como el alba,
De la entrada esmerada
Dorada, latente y callada.
Aun en los nueve pecares
En los dos mil sellares,
Pues aún en mis andares
Estad firmes ante el Hades.
En cada razón de mi ser
Su divinidad es exaltada,
En cada desvío de mi ver
Mi redención me aguarda
En cada coro, él escuchará
Y en cada batalla él me guarda,
En cada rezo, él atenderá
Nuestra esencia a él entregada.
Pues en la carga a bayoneta
El redentor nos condecora,
Pues cuando el mal tienta
El señor de valía me corona.
Firmes en sin igual resistencia
El eterno señorío venera,
Legiones en gran clemencia
Esperad, la gloria postrera.
Pues el imperio es excelencia
En cada alma por él vacía,
Pues la muerte es la sentencia
A cada corazón en lascivia.
El reino consagrado despierta
¿Quién contra su penitencia?,
El omnipresente me alienta
¿Quién contra su paciencia?
Aunque el enemigo hiera
El orgulloso pecho exalta,
Nuestro estandarte al aire
¡El señor a todos aguarda!
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Autor:
Unsimpleser (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 27 de abril de 2025 a las 21:49
- Comentario del autor sobre el poema: Tu imperio, tus ideales... tu infierno, tus verdades
- Categoría: Religioso
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Precioso y genial tu versar
El Hombre de la Rosa
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