POEMARIO CIUDAD: LA CIUDAD QUE ME OLVIDA

José Antonio Artés

La ciudad me engulle,
en sus calles de asfalto caliente,
donde el aire se espesa, 

dejando ese olor conocido del humo de la urbe,
y el murmullo constante es un río sin fin.
Deambulo como un soplo perdido,
arrastrado por el viento sucio penetrante,
mientras el sol se cuelga bajo,
maltrecho por la polvareda.

 

Los pasos de la gente resuenan a mi lado,
como un tambor lejano,
pero no tocan mi alma.
Soy un espectro,
convertido en eco,
y me disuelvo en el aire sin dejar rastro.


Mis manos, vacías como la tarde,
escuchan el adiós,
pero nadie las toma.
Se quedan colgadas,
como hojas secas que no encuentran su árbol,
sacudidas por un viento frío que corta la piel.

 

El tiempo se desploma,
pesado como la niebla que se arrastra por las aceras,
sin forma ni rumbo,
como el agua que se derrama en un vaso roto,
perdiéndose en un instante olvidado.


Miro a todas partes,
pero mis ojos son sólo espejos rotos,
reflejando un vacío que no puedo llenar.
Las caras son sombras fugaces,
rostros que se cruzan y se disuelven
en la corriente de la calle,
como fantasmas en una neblina que no se disipa.

 

Soy un alma errante,
un susurro entre tantas voces,
perdido en un mar de máscaras frívolas,
y mi nombre flota en el aire,
como una brisa que no deja rastro,
como una nube que se disuelve antes de ser vista.

 

José Antonio Artés

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