Las manos que tejieron mi alborada,
que hicieron pan del miedo y la ternura,
fueron jardín, sendero y la estructura
de un mundo donde el alma fue sembrada.
Allí aprendí a nombrar la madrugada,
a no temer la noche más oscura,
a hacer del barro un canto y una altura,
a no perderme nunca en la encrucijada.
Sus dedos, mapas vivos del amor,
guiaron mis caídas con firmeza,
y ungieron mis heridas sin rencor.
Hoy llevo su ternura en la corteza
del alma que aún respira color
como raíz que no olvida certeza
JUSTO ALDÚ
Panameño
Derechos reservados / abril 2025
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Autor:
JUSTO ALDÚ (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 25 de abril de 2025 a las 18:42
- Comentario del autor sobre el poema: Disculpen compañeros por motivos de salud no puedo responder a todos. Saludos
- Categoría: Sin clasificar
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