Condenación celestial (I)

La que fue la Estrella de la mañana permitió que la vanidad y la duda crecieran en él.


Lucifer: ¿Qué será Dios un humano, débil, moribundo y humillado?
¡Dios debió haber perdido la razón, esta prueba no puede ser verdad!
¿Cómo no toma una forma angelical? ¿Cómo no me toma para ser parte de Dios!


Narrador: Pero Dios conocía muy bien sus pensamientos y le hablaba todo el tiempo para enderezarlo:
amor, razones, teología y verdades no fueron suficientes.
Sencillamente, Lucifer no lo podía creer.


Lucifer: ¿Te harás un animal menguado de energías que apenas puede con su existencia y tengo que doblar mi rodilla ante eso?
¡No admito que todo un Dios haga eso y menos por ellos! ¿Para qué? ¿Cuál es la finalidad? ¡Sal y convive con nosotros!
Nuestro tiempo no necesita a nadie más. Los ángeles estamos bien así.


Narrador: Dios decidió revelar que una criatura sería el ser más humilde, que de ella se engendraría y que TODAS las jerarquías angelicales le llamarían: Reina de los ángeles. Fue en este punto en donde la vanidad y odio de Lucifer creció. Era inadmisible, a pesar de ser un gran teólogo y defensor de Dios; de haber sido maestro y guía para otras huestes celestiales ahora había una impronta que crecía rápidamente en su alma, algo que lo hacía sufrir, dolerse y sentir odio.


Lucifer: ¡Esto no puede ser de Dios! Puede, incluso, que Él no sea Dios, que sea solo otra jerarquía angelical que existió antes de nosotros y que nos está engañando. Es absurdo lo que se nos pide; ¡hermanos, analícenlo! Tal vez estamos siendo engañados, ¿Qué Dios en su infinita sabiduría elegiría algo así? Hasta ahora me doy cuenta que nunca fui libre, que siempre estuve sometido a Ti, debe haber otra salida. No, yo no te serviré.


Narrador: Los ángeles quedaron perplejos ante las palabras de alguien a quien Dios amaba y que ellos amaban y admiraban... hubo silencio en el Evo, hubo un silencio ensordecedor. Las denominaciones y potestades y huestes de mayo rango comenzaron a debatir; buscaban escrutar la verdad ontológica sobre lo expuesto por Dios. Hubo ángeles que fueron ascetas desde un principio y que ningún discurso movería su férreo corazón, pero, otros ángeles más intelectuales tuvieron acaloradas discusiones: ya no era cuestión jerárquica, era cuestión de fe y teología -la fe es la mejor teología-, pero aquellos que vieron la 'oportunidad' de otro camino 'libre' quedó en ello la duda... a Lucifer lo veían inmenso y con fuerza, seguro y decidido a tomar su camino, mientras Dios les hablaba a cada uno en el silencio de su corazón. Pero la división fue inevitable, los ángeles se segregaron, algunos apoyaban a Lucifer, otros a Dios y había unos dubitantes. La guerra teológica había comenzado entre hermanos...


Basado en el libro del P. José Antonio Fortea Cucurul: Historia del Mundo Angélico.