Paradoja

Marvin Ramirez

Esta paradoja me consume, este amor que me da vida me arrebata la misma en cada suspiro. Me encuentro perdido en un mar de pensamientos tuyos, en un océano de recuerdos que me ahogan en tu ausencia. El día se desvanece en un eco constante de tu nombre, las horas se convierten en una tortura lenta mientras mi mente te busca incesantemente.

 

Recorro los pasillos de mi hogar, buscando tu sombra en cada rincón, tu aroma en cada espacio que alguna vez compartimos. Mis manos tiemblan al rozar los objetos que aún guardan la esencia de tu tacto, mi corazón se acelera al imaginar tu presencia a mi lado. Pero la realidad me golpea con la crueldad de tu ausencia, dejándome vacío y desolado.

 

Anhelo escuchar tu voz, esa melodía que calmaba mis tormentas internas, esa risa que iluminaba mis días más oscuros. Pero el silencio se ha convertido en mi compañero constante, un silencio que grita tu nombre en cada latido de mi corazón. La melancolía se apodera de mí, tiñendo cada canción con el color de la tristeza, cada nota musical con el sabor amargo de tu partida.

 

Te extraño con la desesperación de un náufrago que busca tierra firme, con la añoranza de un poeta que busca inspiración en la musa perdida. Te extraño como la tierra reseca anhela la lluvia que la revitaliza, como la rosa marchita añora los rayos del sol que le devuelven la vida. Y así, como la rosa que muere lentamente en la oscuridad, mi alma se consume en la agonía de tu ausencia, se desvanece en el anonimato.

 

Mi corazón, ese fiel compañero que siempre me guió hacia ti, se aventuró en la búsqueda de tu amor, y ahora, sin ti, se encuentra perdido y congelado. El frío de la soledad se apodera de mí, helando mis venas, apagando la llama de la esperanza que alguna vez ardió en mi interior. Y así, me encuentro atrapado en esta paradoja cruel, en este amor que me da vida y me la arrebata al mismo tiempo, en esta ausencia que me consume y me destruye lentamente.

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