Hace frío.
Hace, a ese lado
de la cama, la sábana
desierta, la colcha no da
el calor suficiente a tu irte,
a tu dejarme aquí, varado,
ballena sin norte, sin kril a la boca,
y un hambre atroz en la entraña,
y es tarde para no estar durmiendo,
el trabajo de mañana no aceptará
excusas, y hace todavía frío.
Hace, y me levanto a ver
si la sangre, si circula de arriba
abajo, me oxigena el cerebro,
me da la ocasión de entender
como se debe lo que ocurrió,
el qué te llevó a mi estar solo,
ausente de ti, del vello que rozando
mi entrepierna deshelaba témpanos.
Todavía, y mira que me he puesto
de tu lado a ver si, por un casual,
la sábana bajera toma temperatura,
pero no; tu no estar deja un páramo
demasiado extenso, hasta el punto
de que el viento que corre aprovechando
la anchura arrastra tras de sí recuerdos,
sonrisas por nada, y voy muriendo
conforme a la mente regresan, y la sangre
no llega a todas las células, me temo.
Escucho un ring ring tras la caoba
de la puerta, y no tengo fuerzas para colum
near estas piernas, su musculatura vencida,
las zapatillas que se esconden para no encajar
unos pies que no quieren andar, y voy,
y la curiosidad me puede, y eres tú.
No doy crédito —de nuevo la vida me juega
al escondite—.
Lloramos juntos...
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Autor:
Albertín (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 18 de abril de 2025 a las 11:01
- Comentario del autor sobre el poema: Cuando de repente, por mor de una tempestad, el techado de palma de tu chamizo se va volando.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Alexandra I, Pilar Luna, William26🫶, pasaba, Texi, EmilianoDR, Poesía Herética
Comentarios1
Si la vida te juega al escondite es porque sigues vivo, saludos Alberto.
De eso se trata. Creo que es el más divertido de los juegos que la vida puede proponerte. Otro para ti, Pilar.
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