El Templo de Jesús
El orbe de Dios,
a cara sin semiciclo,
con redondez hacia la era,
de un mundo crucial,
que no pide paz,
el templo de Jesús,
y que levantar al templo en tres días,
y que podía hacer ése hombre de Dios,
porque se ha rasgado el templo,
y lleno de un color escarlata,
lo ha dejado ése hombre así,
y, sí, que lo hizo,
así fue con cara de Dios, el Cristo,
y se levantó con forma vertical,
erecto como la flor feraz,
y bien edificado su forma de hacer las cosas nuevas,
y fue el templo que se hizo de nuevo,
el templo de Jesús,
el cuerpo hecho sangre, redención y pasión,
por un vía crucis, un calvario y una hematohidrosis aguda,
¿y el Cristo ha salvado al templo?,
pues, si en tres días ha resucitado el hombre,
<el ungido de Dios, y el unigénito de Dios>,
salvó el templo destruido, asesinado, y herido,
y todo por el pecado del hombre,
un terremoto o una eterna salvación,
es Jesús, el ungido, y el unigénito,
el orbe de un Dios,
el lienzo hecho rostro,
y la sangre en eterna redención,
es el Cristo hecho hombre,
y es Dios mismo en una sola cruz,
a quien el pecado ha matado…
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
EMYZAG
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Autor:
EMYZAG (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 15 de abril de 2025 a las 00:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 8
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, JUSTO ALDÚ
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