Me olvidé

Lucy Quaglia

Me olvidé de mi camino,
de mi patria, de mis hijos,
de las cosas que te digo
cuando busco algún marido
que sale a desparramar
cariño que no he tenido.
Me olvidé de tiempos viejos
todos llenos de nostalgias
que me envejecen sin prisa
y que me llegan sin pausa.
Me olvidé de gente joven
que me quería de veras
que eran mis propios amigos
sin que nadie los buscara,
que yo encontraba en la escuela,
en el patio de mi casa,
en alguna noche oscura
porque la luz no llegaba
y había que hacer las cuentas
de las que nadie sumaba.
Me olvidé de tantas cosas
donde nadie me juzgaba,
donde la gente venía 
sin valorar lo que había
o despreciar si faltaba
algún lujo de percanta.
Donde el vivir era vida,
nadie pedía escribir
los detalles de algún verso
o de una carta muy larga.
Besos que siempre te di
sin que nunca me olvidara.
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Comentarios +

Comentarios3

  • YA SABES QUIEN

    Nos olvidamos todos de vivir, de ver la vida, como la describes...si la miras tú.

    Preciosa nostalgia y preciosas letras

    Un placer leerte.

    • Lucy Quaglia

      Gracias, a mis olvidos normales ahora agregué uno extra, parece que apliqué mis dedos sobre teclas equivocadas y no encontraba mis viejos lugares que ahora recuperé. Graciosísimo.

    • Lualpri

      Un abrazo y gracias por tus letras, querida amiga Lucy.

      • Lucy Quaglia

        Gracias Luis, estoy muy preocupada por razones de trabajo, las tarifas de Donald Trump nos están complicando la vida, y no sabemos para dónde mirar. Pero hay siempre cosas peores. Gran abrazo Luis.

        • Lualpri

          Así es.
          Aquí también está muy bravo.
          Cuídate.

        • Javier Julián Enríquez

          Lucy, muchas gracias por este precioso poema. Se puede apreciar que el poema sugiere una reflexión sobre el olvido y la memoria, invitando al lector a explorar las capas de significado que se ocultan detrás de las palabras. De esta forma, las metáforas de la patria y los hijos, en su delicada expresión, parecen sugerir una pérdida de identidad. Por otra parte, la búsqueda de afecto se personifica en un «marido» que «desparrama cariño». El tiempo, personificado, parece envejecer sin pausa, mientras que los besos, paradójicamente, persisten en la memoria.
          Un cordial saludo y un fuerte abrazo



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