A veces...

Alberto Escobar

 

 

 

A veces...
En la campiña sola,
a veces, la amapola
se yergue sola, roja,
llorosa, extraña, ríe
de ausencia, nadie, verde
su tallo llora, el frío
se disemina, niebla, reina
el cardo, se adueña, tierra,
y se sabe mayoría, sola,
roja, ausente, y el cardo
morado, punzante, ácido,
rugoso, espina en la piel, 
vulgo, mediocre, común, 
corriente, moliente, zafio,
hiriente frente a ella, sol,
consuelo, seda, ingenio, brío, 
tocada de dios, única, sola. 
Los campos que se ven
a la vista de una ventana, 
en el agro, están macerados
para el cardo, no para ella,
no nutridos, no trabajados,
no aireados, no arados sino
para el vulgo, para el filisteo,
para el que no se digna a pensar,
para el que no..., para qué...
Miro, en esta sala, un cuadro,
desde el ojo de una ventana,
y se ven de morado los cardos,
a lo lejos, felices de serlo, lerdos,
punzantes, pinchantes, engreídos,
seguros de sí mismos, ignorantes
hasta el tuétano de su zafiedad,
y, mientras tanto, la amapola, esa
que casi ni se vislumbra desde aquí,
patito feo, se ignora magnánima,
se siente fea siendo hermosa, sola
cuando es una soledad aniquilante,
de esas que desola el alma en base
a su concepto, a su sola filosofía,
sin reparar en que lo que cuenta, sí,
lo que trasciende es lo que se posa
sobre el suelo, lo real, no el concepto,
pero la amapola, sola, minoría, no
se apercibe —salvo que se lo digan—
de esa grandeza primigenia, savia
que le cursa las venas sin saberlo. 
A veces...

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Comentarios +

Comentarios1

  • Alexandra l

    Que te digo, tu publicación de hoy, fuera de serie, bellísima, quienes burlaban al patito feo no podian imaginar en que se convertiría, como el mismo lo ignoraba. Gracias por compartir, gusto leerte.

    Un saludo cordial, feliz día, Alex.

    • Alberto Escobar

      Hoy he querido ser más poético, más conciso en el lenguaje, más rítmico, más formal. Quizá sea otra manera de ser yo también... Otro para ti, Alex.



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