América pandemonio

Salvador Galindo

Occidente, jadeaba, ansiaba su sol muerto, su perdido nervio de vida, la fiesta soterrada.

Necesitaba ángeles y superhombres.

Nacía, con fuerza irreparable, la secta de los buscadores del Paraíso.

Abel Posse, Los perros del paraíso.

 

Tras la ruina del mito, el ocaso del héroe

Navegantes arribaron sin comprensión de su destino

Colón, el hombre del mar, el hombre de la visión

Creyó llegar a tierra prometida

Por sus reyes y por sus dioses

Los perros del paraíso ladraron hincados

Ante el paso implacable de los jinetes

De hierro eran vestidos y de oro ansiaban el mundo

Gloria de los náufragos, tesoro entre tormentas.

El susurro de los nativos prometía maldiciones

Un rito mágico allende la envestidura

Un pacto secreto sucedía en aquellas selvas

Espacio del guerrero y universo del brujo

Solo cabía allí la oscuridad de un lenguaje arcano

Incomprensible para el bizarro extranjero

Solo traducible en la sangre y su mixtura

La marca del ángel en sus rostros

La mirada abismal en sus cuencas

Se levantaba el oleaje para señalar al peregrino

Quien caminaba, sobre suelo fugitivo, con voluntad fundante

Pero no hay en el corazón de la piedra ni en la boca del arrecife

Nada que pueda ser fundado

Sin antes sucumbir a la naturaleza

Porque aquella materia opaca, aquel dorado encanto

No reconoce otra historia que lo abierto.

El verde caos de su dimensión

Alberga al viajante errático con su palabra y su cruz

Le permite modular el idioma de los enterrados

Porque hay en el carnaval una erupción

De ocasos y de amaneceres, ante el rumor de la aurora.

Caída la noche en las costas,  se propaga el mito

cual espiral que gira sobre sí mismo

Repitiendo las sombras y las luces

Frente a la inclemencia del firmamento.

Se abre un vórtice a todo ritmo y sin piedad

Una pugna de demonios interiores

Espectros españoles y nativos

Que arremeten contra el hierro de la herencia

Ardiente y vacilante, y conjuran

La pérdida edénica, adánica

Fruto del espejismo de la consciencia

de imperios y de perdiciones.

Convertidos los ángeles y redimidos los santos

Entonces de la mancha nace América

Entonces de la mancha se abre al absoluto

Conjuga en su vientre el pandemonio

Derroche de sangre, de savia y revoluciones

Un orden como espejo enterrado en la tierra

Piedra en el páramo, lamento de madre

Barroco su vacío, perturbadora su verdad

Revelada al mundo, futuro siempre latente

Llaga abierta del crepúsculo

Recreándose en su ciclo fatídico

Sabiéndose vivo en  la profundidad del linaje

Sabiéndose orgánico en lo doliente

Lo grito,  lo sombra, lo indómito

Pululando, tanteando un tiempo fragmentario

Consagrado al enigma, coronado al espíritu

Absurdo, divino, demonizado en su ser

Crepitante en su devenir, en su signo errante

América material, América final, América total

Incógnita en su secreta penitencia

Sublime en su abierta resistencia.

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Comentarios1

  • Alfonso J Paredes

    Pandemonio, curiosa palabra inventada por el inglés John Milton en 1667 para describir la capital del Infierno en su obra «El paraíso perdido». Ingleses que por cierto fueron los que realmente expoliaron a América. «Unos escardan la lana y otros crian la fama». Según quien escriba la historia, así se interpreta, con sus consiguientes intereses. Los pueblos americanos fueron provincias Españolas, no colonias como hacían los ingleses, con pleno derecho igual que cualquier español y con las mismas leyes. Hospitales, Universidades, gramatización del propio lenguaje indio, abolición del canibalismo, modernización de las infraesturturas, las llevaron los españoles versus ese pandemonio que relataba Milton. Qué curiosa es la historia cuando se olvida y se toma lo que nos conviene. Un poema muy elaborado. Saludos cordiales.

    • Salvador Galindo

      Totalmente. De hecho, en mi tesis llamada "América es un pandemonio. Ruina de un mito y ocaso de un héroe en Los perros del paraíso de Abel Posse" lo que hice fundamentalmente fue desmontar a través del análisis literario las leyendas negras y rosas, que tienden a desvirtuar la auténtica historia de España y de Hispanoamérica en nuestras latitudes. El concepto pandemonio lo saqué precisamente del referente que tú mencionas y sirve para poner en contexto el propio significado de su idea en relación con los verdaderos colonizadores. Se agradece tu muy atenta lectura. Siempre enriquece el sentido del texto. Saludos.



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