Dunia de los Ángeles, luz que irradia amor,
tu alma es un jardín donde florece el valor.
En cada paso, dejas huellas de bondad,
un eco de tu amor, eterna claridad.
Tus hijos, joyas de tu ser, tu gran tesoro,
reflejan tu ternura, un amor sin decoro.
En cada abrazo, un refugio de paz,
un lazo que perdura, jamás se va detrás.
Tu corazón, un templo de servicio y entrega,
donde el amor se ofrenda, jamás se niega.
En cada acto, un destello de tu ser,
un faro que ilumina, un bello amanecer.
En los momentos de dolor, no temas, mi amor,
pues en mis brazos, encontrarás el calor.
Mi voz susurrará, "siempre estoy aquí",
un amor que te sostiene, eternamente a ti.
Aprende a escuchar mi voz en el silencio,
a sentir mi mano, en cada amanecer denso.
Confía en mi amor, que nunca te dejará,
pues eres mi amada, mi eterna verdad.
En la paz o el dolor, mi amor siempre estará,
en la risa o el llanto, mi alma te acompañará.
En el gozo o la pena, mi amor no cambiará,
pues eres mi eterno amor, mi única verdad.
Mi amor es un faro, que nunca se apagará,
en la noche más oscura, tu guía será.
Eres mi eterno amor, mi dulce melodía,
en cada latido, mi alma te envía.
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Autor:
Edgardo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 12 de marzo de 2025 a las 00:03
- Categoría: Amor
- Lecturas: 16
- Usuarios favoritos de este poema: Sierdi, El Hombre de la Rosa
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