Pedacito resiliente de América

Aleranra

Al escaso país que queda en el centro de una América en penuria.
A ese pedacito de país que llevo arraigado en la genética y en el alma va esto que escribo con mi pobre talento.

A ti, pequeño país de maíz y plátano, pedazo de tierra de raíces precolombinas.
De cara al Caribe y de frente a un generoso sol resplandeciente, rodeada tu extensión de verdes cordilleras infinitas, un cielo azul turquesa puro y cristalino, esos tus valles de verde natura atravesados por ríos caudalosos donde naufragan mi esperanza y mi pensamiento.

Territorio antiguo, un pueblo hecho del maíz, creación de Kukulkán, sangre de maya y lenca vertida en tu suelo.
Vino el señor almirante español, apoderándose de tus ofrendas de metales preciosos y de tus especias olorosas. Violó a tus hijas, cortó la lengua ancestral y construyó la tan soberbia colonia.

Conociste al Dios hebreo, el castellano y al mestizaje. Pero la resiliencia de Hunahpú e Ixbalanqué vivían en tu gente y resurgieron para la lucha.
Mestizos ganaron la independencia soñada, y se alzaron tus próceres tras la razón y la justicia, por esa integridad de nación libre.

Entre tu descendencia mestiza, un libertador despertó y proclamó a Centroamérica vasta y unida como una sola nación progresista para el mundo.
Víctima de la traición, un 15 de septiembre al General Morazán le fusilaron.

Hoy, tras un bicentenario de años, aquel sueño de derecho y verdad de Froylán Turcios se ve profanado, tras la llegada de cien años de historia marchita entre las arribistas y oscuras dictaduras y los golpes de Estado de una constitución moribunda.

Honduras, víctima de la prostitución de sus campos bananeros, mi pobre esclava del imperialismo, del neoliberalismo y de la soledad de América.

Desgraciada tierra de exótica belleza, de colores excéntricos, de pueblos mágicos y lluvia de peces, donde la resiliencia se hereda generación tras generación.

Tus ríos de aspecto amazónico, que llevan la sangre de los mártires y trazan la ruta para la droga.
¿Qué será de ti, bendito y triste país, si Morazán ya no vigila?
Tus hijos te abandonan para arar campos extranjeros.
¿Qué será de ti en un centenar más de años?

Huirán los hijos del maíz, tus hijas fértiles parirán hijos ajenos en los confines de la tierra.
¿Qué será de ti, mi amado pedacito de patria?

¿Será la pobreza, la violencia y la corrupción el ocaso de nuestra historia colectiva o el resurgir de la conciencia?
¿Renacerán el sol y la luna del barro, madera o maíz?

La incertidumbre duele, mi noble y sufrida nación. País cinco estrellas, noble cuna de libertadores y pensadores, solo queda ver a tu resplandeciente cielo y proclamar estrepitosamente:
¡Bendiga Dios la pródiga tierra en que nací!
Que lo sepa el mundo moderno: Honduras, serás libre y justa, independiente y soberana este siglo o el postrer.

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Comentarios +

Comentarios1

  • ElidethAbreu

    Viva esa joya llamada Honduras.
    Abrazos.



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