La inocencia mirará al liquen

alegazpa

En el liquen llora un árbol...
O en el árbol llora un liquen.
Y qué más da si mis hojas 
ya no son,
han caído de la rama.
Ahora, secas y marchitas
abonan este campo.
Y aún sueño con que el fruto 
de la flor que cobijé
sea arrastrado
en un río de agua viva,
y acabe en abanico fértil
donde germine, crezca y sea agitado 
por el viento.
Y fuerte crecer con él, en él
para que una mirada de compasión natural
se pose en los nuevos líquenes
que me abrazasen.
El soplo de un padre que siempre está
fortaleciendo a sus hijos.

Lloraré cuando le expliques un liquen 
a tu hija.
Te veré
y susurraré que siempre te quise,
aunque me abrasase en las fauces del infierno.
Yo miraré liberado
en gracia
orando en tu camino
porque el amor de verdad no olvida
y lo llevas dentro.
Siempre está en las raíces invisibles
del falso tiempo,
pues una eternidad se presenta
donde se es libre de sufrimiento...

Y llora este liquen en su árbol
cuando alga que él protegía
ahora corre libre en el agua
y solo un hongo ha quedado.
Aullando a un limonero pide cordura
con expresión sentida 
deseando que la mostaza cobije muchas aves 
allá donde germine.
Contento está del alga
que fue a explorar el mar,
ha aprendido que soltar
es amar.

¿Y quién soy yo en todo esto?
La rama, el fruto, la hoja, el árbol, el liquen...
o quizá el campo.
Quizá no sea nada,
¿habré muerto? 
pero late...
Aquí me encierro,
aunque estuve y estaré
cuando ya no haya cuerpo.
No me pertenece nada
y hablo desde Él
para Él.
Versos que recuerdan:
de aquí no soy
y la paz existe
cuando muere el pensamiento
que se creía vivo.

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Comentarios +

Comentarios1

  • Alexandra L

    Un gusto leer tus interesantes versos, gracias por compartir.

    Que tengas un feliz día, Alex.



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