Hace días que las luces ya no se sienten cerca ni los árboles ni la bruma que se dispersa con las nueces en el aire. Todo está cubierto, como si el mundo hubiera perdido su aroma. Hace tanto que no escucho el susurro de una flor en mis oídos.
El viento acaricia mi ser, llevándose las mandarinas de un tiempo que ya no vuelve. Cuántas veces el invierno y la primavera han desbordado mis raíces, dejando tras de sí lo irremediable.
Me pregunto si he cruzado al otro lado, si más allá hay un otoño donde la vida sigue intacta, un suelo que no guarda quietud. Que la sangre no se derrame, que suba por la izquierda, cruzando fronteras con una fuerza capaz de desbordarlas.
Lo que me separa de ti es el párpado de una hoja. Aquí, en Tudela, Navarra, las luces de Navidad comienzan a encenderse, y me recuerdan lo que un día dejé florecer.
Dicen que los huesos se tornan frágiles con los años, que cuanto más vivimos, más se derraman las lágrimas, que la alquimia de los días convierte todo en polvo. Pero algo se reafirma con cada amanecer.
Solo despierto en otro lugar, como si este lado nunca hubiera existido. Allí, los pájaros cantan la brevedad de un mundo que silencia las voces y difumina lo inevitable.
Azucena Ibatá Bermudez
- Autor: Azucena Ibatá Bermudez 🌼🍃 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de noviembre de 2024 a las 17:19
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 27
- Usuarios favoritos de este poema: Eduardo Rolon, alicia perez hernandez, Antonio Pais, Andy Lakota👨🚀, Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu, El Hombre de la Rosa
Comentarios2
Son los sentimientos libres al exteriorizarse.
Encantador poema Azucena.
Gracias y abrazos.
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