Al tiempo que en la amplitud del cielo su negrura se acentuaba,
lo hacían también las memorias de los romances,
languidecía el resplandor en la alcoba que nos guarecía,
la habitación tétricamente detallaba los pormenores,
y tú, inundándote del afán de saber acerca de tu destino,
con el sollozo que se atascó en tu cogote con su perturbación,
veías desdibujarse tu alma como el fuego
de un farol que por el ventarrón se ha extinguido,
proferí aquello que tú jamás hubieras dado crédito,
con el cansancio de verter el llanto al voltear hacia el cielo
y con el agobio de ser presa de la aflicción que se reitera,
desistí, y opté por recular en mis osadías,
sabiendo que por ello se humedecían tus ojos,
‘no puedo más’ asentí y propicié el desgarre
en tus entrañas, nublando al sol de tu ventura,
quedamos los dos con más desquicio en la noche,
no tenía caso que con obstinación a ti me ate,
si siempre nos hostiga el embate de la espesura
bajo el manto de la oscuridad… ahora marcaremos un beso
en la cara de la luna, para que al pausar nuestro idilio
sea ella quien llore nuestra suerte llena de amargura.
- Autor: GDA ( Offline)
- Publicado: 28 de noviembre de 2024 a las 15:45
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: Josué Gutiérrez Jaldin, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez, ElidethAbreu, Antonio Pais, Sami Sanz, Classman, El Hombre de la Rosa, Pilar Luna
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