Amor de una noche

kiksaenz

No he dormido pensando en todo,

no he reído sin necesidad de recordarte.
No he bajado al infierno, pero sé
que el pensarte es parte de él.

No he ido al cielo, pero sé
que tus ojos son como se ve la gloria eterna.
Solo te vi una vez y ya imaginé
mil y un cosas en las que podemos triunfar los dos.

Pero siempre hay un problema,
y ese problema me duele y me duele cada noche
de frío, de soledad y necesidad
dentro de 4 paredes, dentro de mi misma prisión.

Tú nunca estarás conmigo porque
para ti solo fue una pizca de sal,
un toque de laurel, algo imperceptible
dentro de tu basto mundo de personas.

Intento olvidarte a cada caída,
no lo logré. Simplemente lloro
porque hice más historias que las escritas
en el mundo. Nos casamos más veces
de las que puedas imaginar.

Me quedé a tu lado en más películas
que las que ya se hicieron. Pero siempre
regreso a mi realidad y simplemente lloro.
Y sigo adelante porque nadie me trata
como tú. En una sola noche sentí
que te había encontrado, pero solamente te perdí.

De nuevo, un amor que nunca pasará.
Y simplemente lloro. Lo hago a cuestas
de mi pasado y de todos esos amores
que nunca me correspondieron, que se fueron
y siempre en mi mente, una soledad terrible.

Sonrío, bailo, grito, corro,
pero al llegar a mi habitación, simplemente lloro.
Lo hago en mares, en océanos,
y en cada lágrima, pretendo purificar mi alma
y hacerla menos pesada.

Pero no puedo. Pesa más que un planeta
echo de diamantes, más que un sol que da el calor.
Pesa más que la vida misma, y se quema
pedazo a pedazo. Y yo lo único que veo
es oscuridad, una oscuridad enorme, inmensa.

Más que el vacío mismo, más que el negro
de tu pelo, de tus ojos. Y simplemente lloro.

Cada vez que te pienso, que te anhelo,
que te pido a gritos para que no me hagas
más daño. Pero caigo en cuenta de que
el que se hace daño solo soy yo.

Con mis pensamientos, con mi anhelo,
con mi voz, una voz callada que suplica
cariño, amor, lealtad. Amor, te prometo
que si te caes, yo te levantaré.

Si ya no puedes, yo seguiré. Y siempre
que una lágrima que caiga de tu mejilla,
yo tiraré dos para que no cargues con más.
Pero por favor, no me hagas más llorar.

Ver métrica de este poema
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.