El espejo me devuelve el último destello de altivez,
inmutable, ante el ocaso que se avecina,
ausente de clemencia,
ante los rasgos que se reflejan en el cristal,
unos ojos enmudecidos por el tiempo,
una nariz que se limita a la aspiración,
una boca ausente de aliento,
con el áspero sabor del tiempo muerto.
El déspota arquetipo no conforme con los trazos,
muestra las cenizas que quedan de los huesos,
las palabras que murieron sin acento,
en la aridez de los afectos,
que mudaron con el viento,
como si un huracán arrasa con el humano,
para dejar sus pavesas grabadas en el vidrio.
Quise escribir en el rostro mis mejores versos,
pero el rostro por si solo exhibió sus propios verbos,
una mueca tras otra no hacen una expresión,
un día tras otro no hacen un vivir,
un sueño tras otro no hacen un volar,
una mirada al espejo tras otra, no me van a cambiar
- Autor: Jose Barrientos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de septiembre de 2024 a las 09:00
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Paris Joel, Antonio Pais, Lualpri, Sergio Alejandro Cortéz, racsonando
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