Con la brisa de una tarde reposada,
una oliva asoma en la rama colgada.
Bajo el sol campestre, se mece en su danza,
madura su aroma de verde esperanza.
Cuenta el viejo olivo historias del antaño,
de labores duras y odas del otoño.
Las flores que brotan, blancas como el día,
celebran la paz, la vida y la alegría.
Llega el tiempo del varear provechoso,
la oliva, en su punto, por el golpe brioso,
cae de su madre en un vuelo ligero
y alcanza el suelo, su destino primero.
Permuta mágica, da un giro sutil,
de oliva a aceituna, en un viaje febril.
El árbol paciente, avisa sus caminos
y anuncia el sabor de sus nuevos destinos.
Cada fruto, otra esencia pura que brota.
Llega a la almazara, otro paso que agota.
El oro en la botella, adobo divino,
que antes fue oliva y ahora aceite genuino.
El tiempo celebra su danza finita,
gastronomía de la tierra bendita.
Y en la buena mesa, un canto a la ensalada;
más aún del desayuno la tostada.
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Autor:
Salva Carrion (
Offline)
- Publicado: 23 de agosto de 2024 a las 06:38
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Antonio Pais, jvnavarro, La Hechicera de las Letras, David Arthur, Mauro Enrique Lopez Z., Pilar Luna, Carolina Montero Mendoza
Comentarios1
Un precioso recorrido por los campos ilustrados de olivos, ya aceitunas o aceite, para deleite de versos que bien son leídos.
Un saludo
Ahora que el aceite se ha encarecido, conviene valorarlo más.
Saludos de ensalada
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