Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
Protoquinesis soporífera (sea lo que sea),
el instante en suma la subleva y rompe
el hielo de la duda, la divertida espera
en pos de un ideal vital y realizable hoy
Intraversiva nosis del tiempo sucedáneo,
cuyo daño deja un aprendizaje para el maestro
en nigromancia. Danzan entonces los espectros
tras el telón negro del alba puesta en el blanco
de los ojos que están mirando la pomposidad,
la hermosura de tantos calcos hechos a imagen
y semejanza de la única Luna casi real
con la esperanza de enajenarse mediante enlaces
personales, figuras de nadie, metástasis
entre caracólicas borrascas que evita pisar
la divinidad aquí encarnada. Sombras aparte
sobran sinrazones y obviedades: el desfase
viciado iniciando mi alma en las historias
sin finales. Mientras cabezas catatónicas
niegan la nada, la sabia ignorancia, mecachis!
La ajenidad ajetreante enjuagará la rojez
de sus inmágicas, ni imaginarias sangres,
solitariamente, y sentirán soporífera tal protoquinesis
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Autor:
Romey (
Offline) - Publicado: 22 de junio de 2024 a las 11:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.

Offline)
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